Concluyen unas Jornadas Diocesanas muy reflexivas y con éxito de participación

 Concluyen unas Jornadas Diocesanas muy reflexivas y con éxito de participación
Concluyen unas Jornadas Diocesanas muy reflexivas y con éxito de participación

Este pasado vierns concluyeron las XIII Jornadas Diocesanas de Zamora, que han reunido en el salón de actos del Seminario San Atilano durante tres días a fieles procedentes de las parroquias, Seminario, Cáritas, institutos religiosos, movimientos, asociaciones y cofradías en torno a dos temas nucleares en la reflexión eclesial actual: los desafíos de la familia y el Año de la Vida Consagrada.

El tercer y último día de las Jornadas contó con una ponencia titulada “La vida consagrada en Zamora”, que estuvo a cargo de dos religiosos: Justino Santiago, hermano menesiano, natural de Reinosa, que fue superior provincial de su instituto entre 2003 y 2007 y desde entonces está en Zamora, donde es director del Centro Menesiano ZamoraJoven; y Almudena Prieto, sierva de San José, nacida en Zaragoza, que ha estado 16 años en la ciudad.

“Son dos consagrados de la Diócesis, así que son zamoranos de adopción”, señaló al presentarlos el vicario de Pastoral, Fernando Toribio, que se refirió a los “más de 400 consagrados que viven su vocación entre nosotros”. Acto seguido, tuvo lugar la oración, que fue compartida por todos los asistentes.

“Somos gente con una vida que merece la pena, gente con un sueño que merece la vida”, afirmó la hermana Almudena antes de proyectar un vídeo titulado “Gente consagrada”. El hermano Justino habló de la vocación como primer término fundamental en la vida consagrada, “una experiencia de atracción por la que Dios llama a alguien a un estado o estilo de vida. Una llamada que parte de un encuentro”. Y citó al papa Francisco, que en la exhortación apostólica Evangelii gaudium habla del aumento de fidelidad a la vocación recibida como fundamento de toda renovación.

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