En un comunicado conjunto, las entidades han concretado que los hábitos que se incrementaron fueron "no ayudar en casa, aislarse del resto de la familia, alimentarse peor y no hacer las tareas escolares", entre otros.
El estudio precisa que, por franjas de edad, las malas contestaciones aumentaron casi un 30% durante el confinamiento entre los jóvenes de 14 y 16 años, y el insulto se incrementó en los adolescentes de entre 16 y 18 años.
Para elaborar dicho estudio, las entidades han entrevistado a más de 1.500 madres y padres de adolescentes y jóvenes de 14 a 18 años, de los cuáles más del 50% "lo han pasado mal durante el primer confinamiento y el clima familiar ha empeorado".
Al ser preguntados si pedirían ayuda ante un problema de convivencia, casi seis de cada diez madres y padres han respondido afirmativamente: más de un 81,20%, pediría ayuda a un psicólogo clínico con y un 23,40% pediría atención médico-psiquiátrica.
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