Una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) a 1.293 usuarios de farmacias realizada entre marzo y abril de este año ofrece un retrato muy positivo de sus servicios durante la pandemia, que obtienen una valoración general de 88 sobre 100. Una nota muy alta que también comparten sus profesionales en aspectos tales como la simpatía, su competencia técnica, la información que ofrecen o el tiempo dedicado.
Los resultados de la encuesta, publicados en la revista OCU Salud de octubre, también reflejan una opinión favorable a la ampliación de competencias de las farmacias en varios apartados, entre las que OCU destaca:
- Tener un papel más activo en el seguimiento de la salud de los pacientes. OCU defiende desde hace años que las farmacias podrían contribuir a la detección de posibles interacciones entre fármacos y duplicidades de principios activos en pacientes polimedicados, así como para fomentar el uso racional de los medicamentos.
- Disponer de un espacio confidencial para asuntos personales. Un recurso que sin duda facilitaría una comunicación más abierta entre el paciente y el personal de la farmacia.
- Tener acceso al historial médico. Imprescindible para poder impulsar un papel más activo en el seguimiento del paciente. Al menos, a la parte del historial relativa a la medicación y con la autorización expresa del paciente.
- Servir de punto de contacto para informar de violencia doméstica. Se trataría de aprovechar la cercanía del usuario con el personal de la farmacia para, en coordinación con Servicios Sociales, detectar estas situaciones.
Lo cierto es que, tal y como revela la encuesta, la farmacia funciona ya como un servicio accesible y válido de consulta para problemas como las alergias leves, los síntomas gripales, los dolores musculares y, ahora, la Covid-19. Hasta el punto de que un 24% de los clientes ha incrementado la frecuencia con la que acude a la farmacia durante la pandemia.
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