Cerca de 7.000 zamoranos sufren depresión: así es vivir con la enfermedad silenciosa

Sacyl atiende a cerca de 98.000 pacientes con depresión durante 2021, de los que el 70% son mujeres

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Un hombre en la ventana
Un hombre en la ventana

La depresión es un problema de Salud Mental con una repercusión en la esfera biopsicosocial del individuo, que provoca un malestar significativo que se manifiesta en las relaciones interpersonales, sociales, laborales y en otras áreas importantes del funcionamiento global de la persona. Este domingo, 2 de octubre, se celebra el día europeo de esta patología que cada vez está más presente en la sociedad.

“Estoy triste, no tengo ganas de levantarme de la cama, pensar que la vida es una mierda, estar solo en el mundo o no dar sentido a la vida”. El paciente verbaliza una serie de conductas y pensamientos, que se complementa con un tono apagado, así como la forma de hablar y la postura corporal, lo que refleja que esa persona está inmersa en un proceso depresivo, afirma Begoña Diez, profesional del Colegio de Psicología de Castilla y León.

Explica que prevenir no suele ser fácil, porque las situaciones de la vida se imponen, aunque es importante desarrollar determinados recursos para afrontar la adversidad. “Vivimos en una sociedad en la que se quiere todo rápido, fácil y no pasarlo mal, lleno de comodidades. El nivel de frustración ha aumentado mucho y cualquier cosa que no sale como yo quiero me hace sentir mal”.

No en vano, sólo a lo largo de 2021 (último año cerrado), las consultas de Sacyl trataron a 97.661 pacientes con un diagnóstico de depresión, de los que el 70 por ciento eran mujeres (68.166), y con las provincias de León, Valladolid y Salamanca con la mitad de los casos.

En concreto, León se posiciona a la cabeza, con 23.949 pacientes; seguida por Valladolid, con 17.867; Salamanca, con 14.172; y Burgos, con 14.100. Tras ellas, el número de diagnósticos no supera en ninguna otra provincia la barrera de los 7.000 usuarios, caso de Zamora (6.967), Palencia (6.321), Ávila (5.979), Segovia (5.255) y Soria (3.141).

Además, los datos referidos a pacientes con un diagnóstico vigente de depresión, con fecha a 31 de diciembre de 2021, muestran cómo en todas las gerencias, el número de mujeres atendidas está por encima de los pacientes varones, con León, Salamanca y Burgos, con las diferencias más abultadas entre ambos sexos, con 6.825, 5.616 y 5.208 usuarios, respectivamente.

Prevenir contra la frustración

Una forma de prevenir es tener conciencia de que esa adversidad existe y que hay cosas que no siempre van a salir de la manera esperada, de ahí la necesidad de tener en mente la cultura del trabajo y el esfuerzo, a modo de aprendizaje de vida, agrega.

Diez subraya que hay que estar muy pendientes cuando la gente comienza a decaer para aplicar un apoyo, ya que, en la depresión, se produce una distorsión en el pensamiento y se produce un efecto túnel, donde “solo se aprecia una pequeña parte de la realidad, la cual alimenta el malestar”. Unos pensamientos que se trabajan en terapia y se amplían dicho foco de vida. 

Cuando el psicológico considera que, por lo menos, para normalizar en un primer momento o si se trata de un tipo de depresión determinado se requiere tratamiento farmacológico, se deriva al paciente a Psiquiatría para que sean ellos los que pongan la pertinente medicación, un consumo de fármacos que ha aumentado en los últimos tiempos de manera considerable.

Aun así, no se abandona el tratamiento psicológico, porque “sin él, las depresiones no se pasan”. "La química te cambia algo el estado, pero no te modifica los pensamientos y es ahí donde hay que entrar”, asevera la profesional.

Diferentes tipos

Explica a Ical que hay dos tipos de depresión, ya sea una endógena y otra exógena. En el caso de la depresión endógena, se produce por un desajuste químico en el cerebro, por lo que esos pacientes van a necesitar obligatoriamente recibir medicación. “No hay una situación externa que provoque esa depresión, simplemente hay un decaimiento sin saber la razón del mismo, aunque su vida esté bien”.

En el caso de la depresión exógena, apunta que “es la respuesta y el resultado a una situación que se está pasando”, como la falta de un ser querido, la pérdida de un trabajo o la ruptura de una pareja, entre otras. 

Todo se relaciona con “circunstancias de pérdida de algo o de alguien que conducen a una desmotivación y a una disminución de la confianza personal y en la vida”. Estas depresiones se trabajan a través de la psicoterapia, con la ayuda de un profesional de la psicología, aunque también se puede solapar el uso de tratamiento, añade.

A todas estas situaciones, se puede sumar casos de vulnerabilidad individual en su historia como persona, ya que hay gente que ha sufrido acoso escolar, maltrato en el entorno familiar o ha pasado diversas penurias o complicaciones. 

Asegura que todo ello genera una serie de vulnerabilidades en la juventud y en la vida adulta, que provoca que cualquier futuro malestar pueda hacer que salga de nuevo ese problema.

“El resultado de la pandemia se vive ahora, porque en esos momentos estábamos todos en estado de shock y se intentaba salvar una situación que parecía muy peligrosa y por la que había que realizar una serie de cosas para mantener la integridad física”.

Ahora que la vida ha cambiado y se han anulado las restricciones, recalca que ese estado de estrés que se ha vivido ha comenzado a salir, tanto en la gente mayor como en los jóvenes, de la mano del miedo y la soledad sufrida durante los momentos más duros de la crisis del COVID-19.

Hay muchas consecuencias a este respecto, con “niveles depresivos y de suicidio muy altos y tremendamente preocupantes”, con una incidencia importante en la población joven (18-23 años), donde piensan que “su vida no tiene sentido y que no ven ningún futuro en su día a día”.

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