El desgarrador relato de una zamorana afectada por la vacuna de AstraZeneca: "El sistema me ha reventado"

Sara Fernández, afectada por la vacuna de AstraZeneca, visibiliza este miércoles el Día de las Personas Afectadas por Vacunas con un duro testimonio sobre su situación personal, laboral y judicial.

Imagen de archivo de una mujer hospitalizada. Europa Press
Imagen de archivo de una mujer hospitalizada. Europa Press

En el Día de las Personas Afectadas por Vacunas, el testimonio de Sara Fernández, natural de Zamora, ha generado una fuerte repercusión en redes sociales. Enferma tras recibir la vacuna de AstraZeneca, denuncia haber sido víctima de abandono institucional, incomprensión médica y desprotección laboral.

Según relata, el INSS le dio el alta médica tan solo cuatro meses después de iniciar la Incapacidad Temporal, alegando “mejoría y curación”, a pesar de que aún no había comenzado el tratamiento y su enfermedad seguía sin diagnóstico definitivo. “Estaba enferma, sin medicación y sin diagnóstico, pero me dieron el alta como si estuviera curada”, lamenta.

Esta situación la obligó a pedir una excedencia forzosa en su puesto de trabajo, que cuando intentó recuperar ya estaba ocupado. Lleva casi un año sin ingresos y en estos momentos se encuentra a la espera de la resolución del Tribunal Superior de Justicia, tras un juicio en el que asegura que no se tuvo en cuenta “todo lo que viví en el trabajo estando enferma”.

Sara denuncia que fue la empresa quien obligó a su plantilla a vacunarse y que, tras enfermar, se desentendió del problema. “El sistema me ha reventado”, afirma, señalando tanto a los inspectores del INSS como al personal del Sacyl que evaluó su caso. “Uno de ellos me preguntó qué esperaba de mi enfermedad. Le dije que sabía que nada bueno. Aun así, me dio el alta sin diagnóstico ni tratamiento iniciado”.

En su mensaje, la zamorana recuerda también el impacto emocional de todo este proceso: “Gracias a que tengo una buena familia puedo contarlo, porque si no, habría tomado una muy mala decisión. Si eso pasa algún día, quiero que se sepa el motivo”.

Su caso pone el foco en la necesidad de un enfoque más humano y justo hacia las personas afectadas por efectos adversos tras la vacunación, especialmente cuando estos derivan en enfermedades graves o crónicas. “No se puede negar por sistema, ni ignorar lo que los especialistas pueden aportar. Cada enfermo tiene una historia, un contexto y una lucha diaria por no rendirse”.

Sara ha escrito un libro para contar su experiencia y dar voz a quienes, como ella, se sienten olvidados por las instituciones. Mientras espera una resolución judicial que haga justicia, su testimonio resuena como un grito de dignidad:

Ojalá no tengáis que pasar por algo así, aunque quizás es la única forma de que lo entendáis”.

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