¿Dormir la siesta puede ser peligroso? Un estudio revela mayor riesgo de muerte con siestas largas e irregulares

Una investigación reciente con más de 86.000 participantes advierte que ciertos hábitos de siesta podrían estar relacionados con un aumento del riesgo de mortalidad en adultos de mediana y avanzada edad

Siesta con cafeina
Siesta con cafeina

Dormir una siesta, práctica habitual para millones de personas, podría no ser tan inocuo como se cree. Un nuevo estudio publicado en la revista Sleep y presentado en el congreso internacional SLEEP 2025 ha descubierto que determinados patrones de sueño diurno se asocian con un mayor riesgo de muerte en adultos mayores.

La investigación, basada en datos del Biobanco del Reino Unido, analizó a 86.565 personas, el 57% mujeres, sin historial de trabajo por turnos. Según el equipo liderado por Chenlu Gao, investigador postdoctoral en el Hospital General de Massachusetts, se observaron tres factores clave asociados a un mayor riesgo:

  • Siestas de larga duración
  • Alta variabilidad en los patrones de sueño diurno
  • Mayor proporción de siestas tomadas al mediodía y primeras horas de la tarde

Horarios y duración bajo la lupa

El tiempo medio de siesta fue de 0,40 horas al día. El 34% de los descansos ocurrieron entre las 9:00 y las 11:00, y un preocupante 41% entre las 13:00 y las 17:00, precisamente los horarios que el estudio vincula con mayor riesgo.

“Nos sorprendió la irregularidad y frecuencia de las siestas en adultos de mediana edad”, explicó Gao. “Las personas que dormían más durante el día o lo hacían en momentos menos recomendables del día mostraban mayor riesgo, incluso tras ajustar por salud y estilo de vida”.

Siestas breves, sí. Largas, mejor evitarlas

La Academia Americana de Medicina del Sueño recomienda limitar las siestas a 20-30 minutos, idealmente a primera hora de la tarde. Aunque pueden ayudar a mejorar la concentración, periodos más largos aumentan la probabilidad de experimentar inercia del sueño, una sensación de aturdimiento al despertar que podría neutralizar los beneficios esperados.

¿Es hora de repensar la siesta?

Gao reconoce que los hallazgos contradicen algunos conocimientos previos sobre la siesta: “Necesitamos más estudios para comprender el vínculo entre la siesta y la mortalidad. Pero lo que es evidente es que los hábitos de sueño diurno podrían ser una herramienta útil para evaluar riesgos en la salud de los adultos”.

 

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