¿Dónde estabas el 14 de marzo de 2020? La fecha ya ha quedado marcada a fuego en el imaginario popular porque ese día cambió por completo la vida de los zamoranos. El coronavirus llevaba meses acercándose a la capital. Primero con lejanas noticias de China; después con los primeros casos en Europa, en España… y finalmente el primer caso en Zamora.
Los zamoranos mantenían una vida prácticamente normal hasta ese 14 de marzo aunque el miedo empezaba a hacerse presente en la sociedad. Esos días, antes de que el Gobierno decretara el cierre, ya hubo establecimientos que decidieron no abrir durante el fin de semana y muchos zamoranos limitaron sus contactos. Algunos clubes deportivos suspendieron entrenamientos y todas esas suspensiones provisionales acabaron siendo definitivas.
El estado de alarma fue el primer dique de contención de una enfermedad que ha llegado para quedarse y que en apenas dos años le ha costado la vida a más de 500 zamoranos y ha dejado secuelas en un número que aún no se ha cuantificado porque a las secuelas físicas hay que añadir las muchas piscológicas que ha dejado en jóvenes, niños, adolescentes, adultos y personas de la tercera edad. Fue un 18 de marzo de 2020 cuando a Zamora le golpeó duramente el coronavirus con el primer fallecimiento y en pocos días mostró su peor cara, atacando duramente a los mayores.
El Estado de Alarma que sólo dejaba salir para los trabajos esenciales, para hacer las compras necesarias y que mantenía a la gran parte de la población en sus casas iba a durar quince días pero finalmente se fue alargando con seis prórrogas hasta el 21 de junio cuando finalizó la sexta prórroga. Más de dos meses que, sin embargo, no fueron el final sino que supuso sólo la primera de las fases de lucha contra el coronavirus: Toques de queda, cierres perimetrales, limitaciones de reuniones o cierres de interiores. Medidas a las que han tenido que hacer frente los españoles mientras esperaban la llegada de una vacuna que poco a poco fue permitiendo la vuelta a la normalidad.
A los paseos de los niños siguieron los paseos de los adultos, en horarios planificados y, al inicio, a un sólo kilómetro del domicilio. los primeros reencuentros de quienes vivían lo suficientemente cerca para volver a reunirse.
Los usuarios de las residencias tuvieron que esperar para poder ver a sus familiares porque fueron esos centros de los más castigados. También los familiares que vivían en otras provincias o comunidades tuvieron que esperar y mucho para reunirse.
Y las vacunas, especialmente tras poder inocular las dos dosis, fueron la primera vía de escape para ir poco a poco volviendo a una normalidad a la que aspira llegar Zamora.
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