“Tengo un dron, ¿y ahora qué?”

“Tengo un dron, ¿y ahora qué?”
“Tengo un dron, ¿y ahora qué?”

Decía Leonardo Da Vinci que “una vez hayas probado el vuelo siempre caminarás por la Tierra con la vista mirando al cielo, porque ya has estado allí y allí siempre desearás volver”. Una reflexión compartida por Roberto Vicente, quien hace un par de años decidió dejar su trabajo para dedicarse al sector en auge de los drones.

Una auténtica revolución “de gran importancia y actualidad”, tal y como señaló Christoph Strieder al inicio de la ponencia celebrada este lunes en el Palacio de La Alhóndiga. El concejal de Turismo y Comercio presentó al joven emprendedor, quien en 2010 tuvo que emigrar fuera de España en busca de un futuro laboral más prometedor, un “destino desgraciadamente compartido con muchos otros españoles”, lamentó Strieder.  

Cuando regresó de su periplo europeo, Roberto Vicente comenzó a trabajar como administrador de sistemas en una empresa. Tras cinco años, y movido por su pasión por las aeronaves, decidió dejarlo todo para montar Drone-Z. Bajo el título ‘Tengo un dron y ahora qué’, este lunes Vicente abordó este fenómeno, tecnológicamente puntero y emergente, dando a conocer la normativa temporal vigente y desconocida para la mayoría de usuarios. “El objetivo de esta conferencia es informar a los asistentes de los riesgos que conlleva no respetar la legislación actual”, afirmaba. 

Y es que, tal y como recordaba el gerente de Drone-Z, hace apenas un mes varios drones pusieron en aprieto a un Airbus 320 que trataba de aterrizar en Bilbao, obligando al piloto del avión a realizar una peligrosa maniobra par tratar de evitar el impacto y una posible tragedia. “¿Estamos locos?, ¡no se puede volar un dron cerca de los aeropuertos!”, exclamaba. Para ello, existe una “normativa jerárquica” a la que todos los operadores, tanto profesionales como aficionados deben respetar. Los organismos encargados: la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional), EASA, (Agencia Europea de Seguridad Aérea), AESA (Agencia Estatal de Seguridad Aérea) y JARUS (Autoridades Conjuntas de Reglamentación sobre Vehículos de Aviación no Tripulados o Drones). 

Según rememoraba Roberto Vicente, mucho han cambiado los usos, las aplicaciones y la normativa sobre aviación desde el primer vuelo de los hermanos Bright en 1903. Hoy en día, su empresa se dedica en gran parte a la captación de fotografía y vídeo en alta calidad y a la realización de modelados en 3D como de la Iglesia de San Pedro de la Nave, una aplicación útil para Patrimonio. Sin embargo, sus aplicaciones son infinitas: desde el control de clorofila de las plantas, el envío de paquetería o el bombardeo de cualquier rincón del planeta. 

Además, el nuevo borrador de ley, que tiene prevista su entrada en vigor en los próximos meses, abre las puertas a nuevos usos para estas aeronaves, donde se permitirá el vuelo nocturno o el vuelo en BVLOS para drones de más de 2kg. Los interesados en este sector deberán estar al tanto de todos los requisitos y novedades no solo para evitar poner en peligro a personas y bienes sino también para eludir las sanciones de hasta 225.000€ para los amateurs y 4,5 millones de euros para los profesionales. 

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