La madrugada  de este domingo, día 26 de octubre, finaliza la hora de verano. Los relojes deberán retrasarse una hora, a las 03.00 serán las 02.00, y ello en cumplimiento de la Directiva Comunitaria que comenzó a generalizarse, aunque de manera desigual, a partir de 1974. Fu cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron adelantar sus relojes para poder aprovechar mejor la luz del sol y consumir así menos electricidad en iluminación. Se aplica como directiva desde 1981 y ha sido renovada sucesivamente cada cuatro años.

 

Según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), Entidad Pública Empresarial del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, el potencial de ahorro en iluminación en nuestro país, por el cambio de hora, podría llegar a representar un 5% del consumo eléctrico en iluminación, equivalente a  unos  300 millones de euros.

 

Para alcanzar este potencial de ahorro, no obstante, “se deberá llevar a cabo un comportamiento responsable en el hogar a la hora de  prescindir de la iluminación artificial  cuando no  es necesaria, así como la utilización  de  tecnologías de ahorro en iluminación por aprovechamiento de la luz natural en edificios del terciario y en industrias”, afirma el Ministerio de Industria. Estas tecnologías ampliamente experimentadas consisten en fotocélulas o sensores de luz que apagan o regulan la iluminación artificial en función de la luz natural aportada a la zona, a través de ventanas o lucernarios.

 

Pero, además, independientemente del cambio de hora, el Ministerio recomienda a los ciudadanos contribuir al ahorro de energía durante todo el año haciendo un uso inteligente de los equipos consumidores (iluminación, calefacción, electrodomésticos, etc).

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