Es una de las conclusiones del primer trabajo realizado en España sobre las agresiones que sufren los profesionales de urgencias extrahospitalarias, aquellas que se practican fuera de los recintos hospitalarios, como son los domicilios, la vía urbana y los Servicios de Urgencias de Atención Primaria.
La investigación se llevó a cabo en 358 médicos, enfermeros y técnicos en emergencias sanitarias. Todos aseguraron haber experimentado alguna agresión a lo largo de su vida profesional. La mayoría tenía un contrato de trabajo estable y una media de experiencia de 18 años. El 64% eran hombres y la media de edad era de 44 años.
El estudio, publicado en 'Journal of Interpersonal Violence', revela que el 34% había sufrido algún tipo de agresión física y el 76,2% ha sido objeto de insultos o calumnias. "Este hecho se considera como un aspecto más de su trabajo", mantiene Mónica Bernaldo de Quirós, investigadora principal del proyecto.
Mediante cuestionarios, los profesionales detallaron las agresiones que habían sufrido trabajando, indicando su grado de gravedad. El 34% había recibido tanto agresiones físicas como verbales. Las amenazas, insultos y comportamientos desafiantes fueron las que más angustia originaron, en un 85% de los casos.
Síntomas en la mayoría
Los participantes respondieron también a una escala de evaluación de estrés postraumático donde se evaluaban los síntomas y se determinaba si sufrían o no el trastorno. Los síntomas más comunes fueron recuerdos angustiosos y repetitivos de lo ocurrido, especialmente si la agresión se había vivido con miedo, horror e indefensión. Aunque la mayoría presentó síntomas, el trastorno solo lo desarrolló el 2%.
"Según el estudio, el desarrollo de un trastorno de estrés postraumático parecía estar relacionado con la percepción de severidad. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de las agresiones físicas no eran graves", señala la investigadora de la UCM. Los autores no han encontrado ningún perfil que se asocie a un mayor riesgo de padecer la patología.
Los autores alertan de que, a pesar de los registros de agresiones y protocolos de actuación que existen en varias comunidades autónomas, la mayor parte de las agresiones no son denunciadas por no ser consideradas graves. "La atención psicológica a los profesionales es prácticamente inexistente", denuncian.
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