Estudiantes voluntarias que 'curan' la soledad de los mayores de Zamora: "Ha sido un proceso humano muy bonito"

Un grupo de estudiantes de la Escuela de Enfermería de Zamora han servido de forma altruista al proyecto 'Soliedad' para diagnosticar, paliar y combatir la soledad no deseada de los mayores de Zamora

Victoria Abad, a la derecha, junto a otras compañeras participantes en el proyecto Soliedad
Victoria Abad, a la derecha, junto a otras compañeras participantes en el proyecto Soliedad

Decía Gustavo Adolfo Bécquer que: "La soledad es muy hermosa... cuando se tiene alguien a quien decírselo" y de ello saben mucho los 40 mayores de Zamora que han participado en el proyecto 'Soliedad' puesto en marcha desde la Fundación General de la Universidad de Salamanca y el CNIE para luchar con la soledad no deseada, en concreto, la suya

Este proyecto, que ha durado más de un año y se ha desarrollado en Zamora, ha conjugado el voluntariado intergeneracional con la dificultad de diagnosticar la soledad no deseada y la necesidad de combatirla.

La muestra de esta primera fase ha sido de 40 personas, aunque hasta 70 mayores de Zamora se presentaron voluntarios para formar parte de esta iniciativa que pretende que toda la sociedad, no solo esté alerta de los síntomas de la soledad de los más mayores, sino que además sepa cómo atajarla.

En este escenario es donde han entrado las estudiantes de la Escuela de Enfermería de Zamora, que junto con enfermeras jubiladas han servido como herramienta, pero también como marco teórico de este estudio que se originó en Finlandia y que se ha trasladado a nuestro territorio de forma pionera en España.

De forma altruista, doce estudiantes, con una media de 22 años, han tomado parte de esta iniciativa acompañando a los mayores participantes a las dinámicas de grupo, las salidas culturales e incluso a tomar un café con medidas tomadas para combatir esa soledad. 

"Antes se sentían más solos y ahora se sienten más escuchados y más respetados"

Victoria Abad, ha sido una de las estudiantes participantes y la emoción por lo vivido y la ambición por lo que todo este proyecto puede llegar a ser aún puede verse en sus ojos mientras explica lo que han supuesto para ella estos meses, haciendo extensible la experiencia al resto de sus compañeras. 

"Somos voluntarias y nuestro papel ha sido fundamentalmente el del acompañamiento. Hemos acompañado a personas con movilidad reducida, persona que no se atrevían a salir a la calle o con deterioro cognitivo leve. Un acompañamiento a las reuniones en la propia Escuela de Enfermería, ir a museos, a un merendero...y luego acompañarlas de nuevo a su domicilio", explicó Abad. 

A medida que avanzaban los meses, las dudas sobre ese voluntario intergeneracional se disiparon y los lazos fueron más allá de lo "reglamentario". "Ha sido un proceso muy enriquecedor, no sabíamos si iba a funcionar el voluntariado intergeneracional, pero a medida que iban pasando las sesiones íbamos conociéndonos todos mejor y ha sido un proceso humano muy bonito". 

"Ellos nos contaban sus problemas en las dinámicas de grupo, pero también hemos terminado tomando café con muchos de ellos, la verdad es que ha sido un crecimiento personal muy importante", asegura Victoria Abad antes de que su voz se quiebre al ser preguntada por el qué ha supuesto para los mayores involucrados. 

"Antes se sentían más solos y ahora se sienten más escuchados y más respetados", asegura emocionada esta joven estudiante de enfermería tras meses compartiendo sus horas libres con personas mayores de la ciudad de Zamora afectadas por la epidemia del siglo XXI: la soledad no deseada. 

 

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