El material genético de las bacterias 'E. coli' de los animales de granja podría estar contribuyendo a la evolución de las cepas pandémicas mortales de esta bacteria en los seres humanos, según una nueva investigación de la Universidad Tecnológica de Sídney (Australia).
Las 'E. coli' suelen vivir como bacterias inofensivas en el tracto gastrointestinal de aves y mamíferos, incluidos los humanos. También residen, independientemente de un huésped, en entornos como el agua y el suelo, y en productos alimentarios como la carne de pollo y pavo, la leche cruda, la carne de vacuno, el cerdo y la ensalada mixta.
Estas bacterias pueden causar enfermedades si poseen o adquieren factores que les permiten sobrevivir en zonas del cuerpo humano ajenas al intestino.
La 'E. coli' es la principal fuente de infecciones del tracto urinario, un motivo común de ingresos hospitalarios. También puede provocar sepsis, que mata a 11 millones de personas al año en todo el mundo, y meningitis, una infección que afecta al cerebro y la médula espinal.
El objetivo del estudio, publicado en la revista científica 'Nature Communications', era comprender mejor la evolución y las características genómicas de una cepa emergente de 'E. coli' conocida como ST58.
La ST58 se ha aislado en infecciones del torrente sanguíneo de pacientes de todo el mundo, incluida Francia, donde se ha demostrado que el número de infecciones por esta cepa se ha duplicado en un periodo de 12 años. La ST58 también es más resistente a los medicamentos que otras cepas.
"Nuestro equipo analizó los genomas de 'E. coli' ST58 procedentes de más de 700 fuentes humanas, animales y ambientales de todo el mundo, para buscar pistas sobre por qué es una causa emergente de sepsis e infecciones del tracto urinario. Descubrimos que la 'E. coli' ST58 de cerdos, vacas y pollos contiene trozos de material genético, llamados plásmidos ColV, que son característicos de esta cepa de 'E. coli' causante de enfermedades", explica uno de los responsables de la investigación, Cameron Reid.
Los plásmidos son pequeñas moléculas de ADN de doble cadena, separadas del cromosoma bacteriano, que pueden replicarse de forma independiente y transferirse entre diferentes cepas de 'E. coli', lo que contribuye a la evolución de la virulencia.
La adquisición de plásmidos ColV puede preparar a las cepas de 'E. coli' para causar infecciones extraintestinales en los seres humanos, y también aumentar la probabilidad de resistencia a los antimicrobianos, sugiere la investigación.
"La zoonosis, sobre todo en relación con 'E. coli', no debe considerarse simplemente como la transferencia de un patógeno de un animal a un ser humano. Más bien debe entenderse como un fenómeno complejo que surge de una amplia red de interacciones entre grupos de 'E. coli' (y otras bacterias) y las presiones selectivas que encuentran tanto en los humanos como en los animales", detalla el profesor Steven Djordjevic, coautor de la investigación.
Los resultados sugieren que los tres principales sectores de la producción de animales destinados a la alimentación (vacuno, pollos y cerdos) han actuado como antecedentes de la evolución y aparición de este patógeno.
"La contribución de las fuentes no humanas a las enfermedades infecciosas en los seres humanos suele ser poco conocida y su importancia potencial está infravalorada, como atestigua el debate sobre los orígenes ecológicos del virus SARS-CoV2. En un mundo globalizado, eminentemente susceptible a la rápida diseminación de patógenos, no se puede subestimar la importancia de una gestión proactiva de las amenazas microbianas para la salud pública", esgrime Reid.
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