Fallece Patro Martínez, la memoria del Cuatro Naciones y del Bello Lago

Hija, hermana, madre y tía de una conocida saga de hosteleros zamoranos, con Patro se extingue poco a poco esta estirpe de mujeres fuertes que se adelantaron a su tiempo

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Patro Martínez
Patro Martínez

Zamora se queda poco a poco sin personajes entrañables que hicieron de esta ciudad punto de encuentro y hospedaje, que abrieron sus brazos al mundo.

A sus casi 95 años, después de una vida plena y con muchos golpes del destino sobre los hombros, en la mañana de hoy domingo 12 de junio se nos ha ido Patrocinio Martínez AntónPatro, la memoria del Hotel Cuatro Naciones de la capital zamorana y del Hostal Bello Lago, a orillas del Lago de Sanabria.

Junto a su madre y a su hermano (prematuramente desaparecido), forjaron una familia dedicada a la hostelería, además de mantener en todo lo alto sus dos negocios. Así, durante los veranos, Patro se ocupaba del Bello Lago y Matilde, su cuñada, del Cuatro Naciones, el céntrico hotel que se alzaba en el edificio donde hoy tiene su sede Caja Rural de Zamora.

Hotel de toreros, artistas y personalidades que contempló la historia de la Zamora del siglo XX y que traía a una ciudad pequeña las últimas novedades de la hostelería, ya que Patro se recorría con su coche las ferias de España para estar a la última. Nunca se le puso nada por delante.

Su hija Marga, que se nos iba en 2016 dejándonos el corazón partido a sus amigas de verdad, siguió la saga hostelera con el Crin 14, el bar más taurino de Zamora, ubicado en Amargura con Víctor Gallego.

Sus sobrinos, hijos de Matilde y a los que quería como hijos propios, aún son conocidos como los ‘Posa‘ (de posaderos) y han regentado diversos locales que fueron absolutamente punteros, como La Calleja en los años 80, el Ataka Blue; el Bar Jalisco, que Ángel y Javier (ay, nuestro ‘Puchi’!) convirtieron en un referente, siendo el primer local que levantó el vuelo en la zona de la Plaza Mayor y la Plaza del Fresco; el complejo Villa-Claudia y ahora el Antojo, donde Ángel continúa como tercera generación de una familia que ha hecho del trabajo su máxima y que ha hecho historia en la ciudad y en la hostelería.

Con Patro se va la memoria de los felices y despreocupados veranos en Sanabria, cuando éramos unos niños y adolescentes a salvo del mundo, cuando mi madre y el resto de madres aún nos lavaba la ropa en una teja de madera y con jabón Lagarto en las aguas del Tera. ¡Cuántas veces me contabas lo sabidilla que era de pequeña, lo mucho que te reías conmigo!. Cuanto echo de menos el olor a pan recién tostado y la mantequilla en aquellos desayunos que sabían a gloria. Qué dolor ver el Bello Lago en ruinas, con tanta vida, tanto corazón como hubo entre sus paredes, bajo su sombra.

Con la partida de Patro se extingue poco a poco esa estirpe de mujeres fuertes y luchadoras que se adelantaron a su tiempo y tomaron las riendas, como lo ha sido Casilda en el España o mi abuela Carmen en La Golondrina. Y cuanto se querían!

Se va parte de aquella Zamora donde los ciudadanos hacían ocio y tertulia en el Duri, el Lisboa, el Pelayo, el Rocío y el ‘Lili‘; en el California, el Moderno, el Bier, el Pozo. Aquella Zamora de posguerra que se puso en pie gracias al trabajo de hombres y mujeres que se dejaron el pellejo para dar de comer a sus familias. Cuánto tenemos que aprender de ellos y cuánto los hemos disfrutado.

Sus restos son velados en el tanatorio Sever y la misa de funeral tendrá lugar mañana lunes a las 16.40 horas en la iglesia de Lourdes.

Patro ya se ha ido al encuentro de mi comadrita Marga, de Puchi, que se crió a sus faldas, y de Matilde, que fue más una hermana que una cuñada.

Quizá hoy mismo, cuando Patro suba, abran sus puertas el Cuatro Naciones y el Bello Lago en la Sanabria del cielo. Tiene que haber una Sanabria en el cielo, si no es el cielo mismo.

Vuela, querida mía. Luz en tu camino, querida Patro.

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