Uno de los vínculos de los que más cuesta desprenderse y que, a fin de cuentas, es uno de los que generan más discusiones es el económico. Qué ocurrirá con los ahorros compartidos o cómo se dividirán los pagos de un préstamo o de una hipoteca son algunas de las dudas que surgen con más frecuencia.
Para ayudar en todas estas situaciones, el comparador de productos financieros HelpMyCash.com acaba de lanzar un manual gratuito llamado Finanzas para divorciados: gestión del dinero tras la ruptura. Esta guía recoge explicaciones sencillas sobre qué ocurre con cada uno de los productos bancarios una vez una pareja se ha divorciado. Además, en ella se incluyen situaciones reales que, con frecuencia, ocurren durante un proceso de divorcio y sus posibles soluciones.
El régimen matrimonial no lo determina todo
Como recuerdan desde el comparador, la mejor forma de gestionar las finanzas tras una ruptura es que la pareja sea capaz de comunicarse y repartir entre ellos los bienes que corresponden a cada uno. Pero esta situación es la que con menos frecuencia se da y son los jueces o abogados quienes determinan qué pertenece a cada miembro de la pareja.
A menudo, se cree que los problemas financieros tras el divorcio solo dependen del régimen matrimonial bajo el que la pareja se haya inscrito. Pero la realidad demuestra que esto no es así, ya que mientras dura la unión la pareja a menudo contrata productos y servicios a nombre de los dos miembros y, tras la ruptura, se requiere la aprobación del banco para quitar a alguno de los dos del contrato.
La hipoteca, el quebradero de cabeza de los divorciados
Uno de los productos bancarios de los que más cuesta olvidarse es de la hipoteca. Los bancos no suelen permitir que un titular se desprenda de ella, ya que perderlo significa una garantía menos de devolver el dinero.
Una de las soluciones más prácticas es que la pareja venda la vivienda que compartía y con el dinero de la transacción cancele la hipoteca. De esta forma, desaparecería el problema y, con ello, las posibles discusiones.
Pero esto se complica cuando uno de los dos quiere seguir en la vivienda. Mientras que es relativamente fácil quitar a uno de los dos de la titularidad de la vivienda (mediante una extinción de condominio), hacerlo del contrato de la hipoteca es bastante complicado.
Para lograrlo, hay que llevar a cabo una novación, es decir, una modificación de las condiciones del contrato. Pero, como ya se ha mencionado, el banco no suele acceder a este cambio. Para que sea posible, habría que demostrarle que la única persona que figuraría en el contrato dispone de un perfil económico bastante solvente y que podría afrontar las mensualidades sin problema o bien aportar garantías adicionales, como un aval o un nuevo cotitular.
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