Inmersión total en el idioma, en la cultura y en la docencia. Siete alumnos de la Escuela de Magisterio de Zamora regresaban hace apenas unos días de Coventry, donde han desarrollado parte de sus prácticas educativas obligatorias. El conocido ‘Practicum’ es un sistema de prácticas obligatorias para todos los estudiantes, pero hay siete alumnos que pueden realizar esa formación lejos de nuestra provincia. Así, gracias a un acuerdo suscrito por la Escuela de Magisterio, los alumnos elegidos acuden a varios colegios de la zona de Coventry, en Reino Unido, para realizar cinco de las nueve semanas de prácticas.
En los últimos días llegaban a España los siete estudiantes que han desarrollado allí este año su periodo de prácticas. Estos alumnos eran recibidos en la Escuela de Magisterio por Ramiro Durán, profesor del departamento de filología inglesa. “Creo que es una posibilidad única de conocer un sistema educativo diferente al nuestro. Los alumnos suelen traer la capacidad de comparar ambos sistemas y en segundo lugar le sirve para ganar autonomía personal, porque algunos es la primera vez que pasan un mes en un país de habla inglesa de forma autónoma porque se les trata como profesionales de la enseñanza y eso les hace crecer mucho personalmente”, explicaba el docente.
Esta experiencia es posible gracias al convenio de colaboración que mantienen ambas partes desde hace casi dos décadas y que ha pasado por diferentes épocas. Así, hace años la financiación corría a cargo de manera íntegra por los alumnos; luego otra etapa en la que el Ministerio de Educación en España y en Inglaterra lo costeaban a partes iguales; y ahora es la Escuela quien financia estas siete becas de alojamiento y estancia.
“Todos van a la misma zona de Coventry aunque van a colegios distintos. Los colegios a parte de hacerles un horario docente, les selecciona una familia que suele estar relacionada con el colegio, suelen ser maestros que trabajan allí. Tienen un proceso de inmersión total en un centro escolar y en una familia de Reino Unido”, finaliza Ramiro Durán, que apunta que cada año uno o dos estudiantes terminan trabajando en esta zona.
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