Nos encontramos en un entorno competitivo en el que las empresas necesitan tener dirigentes curiosos, inquietos, interesados en estar al día de las últimas tendencias en su sector y con capacidad para cuestionarse las normas y procesos establecidos. Pero hace falta más. Se requieren, también, empleados curiosos con iniciativa para explorar, detectar experiencias y oportunidades y plantearse nuevas soluciones para situaciones donde las recetas de siempre ya no funcionan. Además, el entorno académico proporciona evidencias de que existe una relación positiva entre el nivel de curiosidad y el desempeño individual de los trabajadores.
De esta manera, es posible afirmar que las personas curiosas tendrán una mayor empleabilidad y, por este motivo, el Foro Económico Mundial ha incluido la curiosidad en la lista de cualidades de carácter que deben tener los estudiantes del siglo XXI para enfrentarse a un entorno de cambio continuo.
Más nivel de estudios, más curiosidad
Los profesionales con licenciatura, grado universitario, máster o doctorado se cuestionan con más frecuencia las normas establecidas en el trabajo, se interesan por una variedad de temas mayor y rechazan la idea de que algo deba hacerse de determinada manera porque siempre se haya hecho así. En el lado opuesto, los profesionales con enseñanza primaria, secundaria, bachiller o formación profesional son menos curiosos y consideran que ya poseen todos los conocimientos que necesitan para desempeñar su trabajo; prefieren las soluciones y métodos ya probados y se sienten más cómodos siguiendo los procedimientos establecidos.
El cargo y la antigüedad en la empresa, relacionados con el nivel de curiosidad
Los trabajadores con más antigüedad en las empresas tienden más a creer que poseen todos los conocimientos que necesitan para desempeñar bien su trabajo. Afirman con más frecuencia que se sienten seguros ante la incertidumbre y prefieren optar por soluciones y métodos diferentes a los ya establecidos.
Sin embargo, actitudes como la tendencia a cuestionar las normas establecidas, el interés por una mayor variedad de temas o la preferencia por rodearse de personas que piensan de forma diferente son admitidas por todo tipo de perfiles, con independencia de los años de antigüedad.
Asimismo, las actitudes y comportamientos curiosos son más frecuentes en aquellos grupos profesionales donde los trabajos suelen ser complejos y de límites menos definidos, como es el caso de directivos, técnicos y profesionales cualificados, gerentes y mandos intermedios. Por el contrario, es significativamente menor en los grupos profesionales donde los trabajos tienden a ser más rutinarios, como es el caso de los operarios.
I+D, Sistemas y Tecnología y Marketing, los departamentos más curiosos
De la misma manera, los datos recogidos en el estudio revelan que los profesionales de los departamentos de I+D+i y Sistemas y Tecnología son más curiosos que aquellos trabajando en funciones como Administración y Finanzas, Producción, Legal o Servicio a Clientes.
Los profesionales de Investigación, desarrollo e innovación son los que más necesitan entender el porqué de las cosas (+0,21 de desviación estándar respecto al promedio) y a los que más les cuesta aceptar los procedimientos establecidos (+0,26).
Por su parte, los de Sistemas y Tecnología son los que tienen una menor sensación de poseer todos los conocimientos que necesitan para hacer bien su trabajo (-0,28) y se sienten cómodos ante la incertidumbre (+0,14).
En el lado opuesto, es el departamento Legal al que menos le gusta experimentar nuevas soluciones (-0,27 de desviación estándar respecto al promedio) e investigar cómo funcionan las cosas (-0,26). El de Producción, al que más le gusta seguir los procedimientos y normas a rajatabla (-0,19) y, junto con Servicio a Clientes, el que menos se cuestiona las normas establecidas (-0,12).
Los trabajadores autónomos, los más curiosos
El estudio confirma, también, que el emprendimiento y la curiosidad van de la mano. Los trabajadores por cuenta propia – autónomos, freelances, etc. - son los profesionales más proclives a mostrar actitudes y comportamientos asociados a la curiosidad, invirtiendo el tiempo necesario para mantenerse a la última en su profesión (+0,27 de desviación estándar respecto al promedio) y sintiéndose más cómodos ante la incertidumbre que aquellos que trabajan por cuenta ajena (+0,14). Además, entre las personas que los conocen, tienen una reputación de ser personas muy curiosas.
Por su parte, empresarios y propietarios de empresa son quienes tienen una mayor reputación de ser personas curiosas (+0,33 de desviación estándar respecto al promedio), les gusta más relacionarse con personas que piensan de forma diferente a ellos (+0,32) y tienden a cuestionarse las normas establecidas (+0,19).
“Según se ha venido demostrando, la curiosidad no puede ser un comportamiento exclusivo de los perfiles directivos, sino que debe extenderse a la totalidad de las personas de la organización. Los individuos curiosos tienden a aprender más y más rápido, muestran una mayor apertura a las nuevas ideas y se adaptan mejor a los entornos cambiantes, cualidades que favorecen su empleabilidad”, explica Olivia Fontela, Directora de Marketing de InfoJobs.
La curiosidad no distingue de sexo o edad
Todas las personas, en general, valoran positivamente su curiosidad. Al preguntarles si quienes les conocen bien consideran que son personas curiosas, la respuesta promedio es de un 7,93 en una escala del 0 al 10.
La formación y la curiosidad en el trabajo están positivamente relacionadas
Los profesionales con estudios superiores son los que muestran unos niveles mayores de curiosidad.
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