Vinos sin sulfitos, dentífricos sin flúor o panecillos con semilas de amapola son algunos de los productos ofertados esta mañana en el Mercado Ecológico de La Marina. Diecisiete productores han participado en esta cuarta feria que pretende fomentar hábitos de consumo más saludables así como inculcar ideas relacionadas con la sostenibilidad ambiental. 

Pese a las bajas temperaturas, numeroso público se ha concitado en los alrededores del templete sobre todo a partir de las doce del mediodía en busca de verduras, legumbres, chocolates, quesos e incluso cosméticos exentos de compuestos químicos. “En este apartado hay mucha diferencia con la cosmética convencional ya que la natural es mucho más suave y no agrede ni la piel ni el cuero cabelludo”, explicaba una de las vendedoras, quien aseguraba que ya son muchos los zamoranos que compran aceites y manteca de karité para elaborar sus propias cremas caseras. 

En este sentido, otra de las productoras de la Granja El espolón, en Venialbo, señalaba que este tipo de mercados no solo sirven para vender el producto, en su caso pollo ecológico y derivados, sino que también ayudan a fidelizar clientes que ya han adquirido el género en pasadas ediciones. 

Por ello, tal y como recordaba Enrique Cortés, coordinador provincial de la Unión de Campesinos de Castilla y León, está previsto que durante 2017 el mercado se realice cada tercer sábado del mes, exceptuando octubre (con motivo de la feria EcoCultura). Cabe reseñar, además, que de los diecisiete puestos instalados este sábado, catorce de ellos eran de Zamora en pos del fomento de la economía provincial y de los productos autóctonos. Como los de Apu, responsable de la Huerta La Torrecilla de Torres de Carrizal, quien ofrecía calabazas para elaborar “unas cremas más suaves que el pijama de Mimosín” y unas zanahorias “como Donald Trump de naranjas pero mucho más ricas”. 

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