La Iglesia estudia ordenar como sacerdotes a hombres casados y ministerios laicos para las mujeres

Los hombres casados ordenados como sacerdotes deben ser diáconos permanentes y algunos plantean abordar el asunto a nivel universal.

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El documento final del Sínodo de la Amazonia propone, para las zonas más remotas de la región, la ordenación como sacerdotes de hombres idóneos y reconocidos por la comunidad, que tengan un diaconado permanente fecundo y reciban una formación adecuada para el presbiteriado, pudiendo tener familia legítimamente constituida y estable en las zonas más remotas de la región.

Además, plantea que las mujeres puedan recibir los ministerios laicos del Lectorado y el Acolitado, entre otros, y pide que sea creado el ministerio instituido de "la mujer dirigente de la comunidad" reconociendo este ministerio dentro del servicio de las cambiantes exigencias de la evangelización y de la atención a las comunidades.

El texto ha sido aprobado este sábado por 169 obispos reunidos desde el 3 de octubre en el Vaticano. Escrito en castellano y subdividido en 5 capítulos más una conclusión, el documento no tiene ningún valor vinculante y será entregado al Papa para su valoración. Todos los puntos han sido aprobados por más de dos tercios del total de obispos que han ido votando cada uno de los 120 en los que se desgranan sus propuestas.

EXHORTACIÓN PAPAL EN 2019


Está previsto que Francisco escriba una exhortación apostólica a partir de este documento y con el trabajo que durante dos años se ha realizado para preparar esta reunión eclesial. Según ha señalado él mismo, espera tener lista antes de final de año. "Todo depende del tiempo que tenga para pensar", ha dicho.

De este modo, los obispos han validado la posibilidad de ordenar sacerdotes a "hombres idóneos y reconocidos de la comunidad" que "pudiendo tener familia legítimamente constituida y estable" puedan sostener la vida de la comunidad cristiana mediante la predicación de la Palabra y la celebración de los Sacramentos en las zonas más remotas de la región amazónica.

CELIBATO, "DON DE DIOS"


Si bien han dejado claro que el celibato es un "don de Dios", han reconocido las dificultades de las comunidades eclesiales en el territorio amazónico para acceder a la Eucaristía, que en ocasiones pasan "no sólo meses sino, incluso, varios años" antes de que un sacerdote pueda regresar a una comunidad para celebrar la misa, ofrecer el sacramento de la reconciliación o ungir a los enfermos de la comunidad. Además, el texto señala que a este respecto, algunos obispos se han pronunciado en favor de "un abordaje universal del tema".

Este argumento tratado en el punto 111 ha recibido 128 votos a favor y 41 en contra. Es el punto que más rechazo ha suscitado del total de 120 que se han votado.

Por otro lado, los obispos han señalado la "urgencia" de que se confieran ministerios para hombres y mujeres "de forma equitativa" en esa región al tiempo que ha señalado la necesidad de que la Iglesia reconozca el liderazgo femenino "reforzando su participación en los consejos pastorales de parroquias y diócesis, o incluso en instancias de gobierno".

Los obispos han señalado que las mujeres son "presencia testimonial y responsable en la promoción humana", por lo que han pedido que su voz "sea oída" y que "sean consultadas y participen en las tomas de decisiones" de manera que "puedan contribuir con su sensibilidad para la sinodalidad eclesial".

"Reconocemos la ministerialidad que Jesús reservó para las mujeres. Es necesario fomentar la formación de mujeres en estudios de teología bíblica, teología sistemática, derecho canónico, valorando su presencia en organizaciones y liderazgo dentro y fuera del entorno eclesial", añaden.

EL DIACONADO FEMENINO, PENDIENTE DE LA COMISIÓN DEL PAPA

Según afirma el documento, en un alto número de consultas se ha solicitado el diaconado permanente para la mujer, por lo que el tema ha estado muy presente en el Sínodo. Asimismo, recuerda que el Papa creó en 2016 una Comisión sobre el diaconado femenino que llegó a un "resultado parcial" sobre cómo era la realidad del diaconado de las mujeres en los primeros siglos de la Iglesia y sus implicaciones hoy.

"Por lo tanto, nos gustaría compartir nuestras experiencias y reflexiones con la Comisión y esperamos sus resultados", añade el texto, que ha recibido en este punto el refrendo de 137 obispos, frente a 30 que se han manifestado en contra. El propio Pontífice ha reconocido en el discurso final del Sínodo que el documento se "queda corto" en el tema de las mujeres y ya ha anunciado que volverá a convocar la comisión sobre diaconado femenino. "Recojo el guante de que las mujeres sean escuchadas", ha señalado.

Algunos grupos de religiosas pidieron a través de una petición en Internet que las Superiroras Religiosas pudieran votar el documento final sin éxito, según ha confirmado a Europa Press la portavoz de Voices of Faith, Stephanie Lorenzo, una de las organizaciones feministas más activas en la Iglesia católica.

RITO AMAZÓNICO Y PECADO ECOLÓGICO

Además de los dos temas más conflictivos tratados en el Sínodo, el documento propone la elaboración de un rito amazónico, que exprese el patrimonio litúrgico, teológico, disciplinario y espiritual amazónico del que debería encargarse un nuevo organismo episcopal que se encargaría de la sinodalidad de las iglesias de la región.

Los obispos han insistido en la necesidad de definir el pecado ecológico "como una acción u omisión contra Dios, contra el prójimo, la comunidad y el ambiente" que, según aseguran, se manifiesta en actos y hábitos de "contaminación" y "destrucción de la armonía del ambiente" así como con la transgresión contra los "principios de interdependencia y la ruptura de las redes de solidaridad entre las criaturas" y "contra la virtud de la justicia".

No se trata de un nuevo dogma ya que el Catecismo de la Iglesia Católica lo contempla en los artículos del 340-344, pero los obispos insisten en crear "ministerios especiales" para la promoción de la ecología integral "a nivel parroquial y en cada jurisdicción eclesiástica", que tengan como funciones, entre otras, el cuidado del territorio y de las aguas, así como la promoción de la encíclica Laudato si'.

De este modo, también indican que la Iglesia debe favorecer y reconocer el rol central del bioma amazónico para el equilibrio del clima del planeta y para ello debe insistir ante la comunidad internacional para que disponga "nuevos recursos económicos" para su protección, así como "la promoción de un modelo de desarrollo justo y solidario". "Solicitamos que los Estados dejen de considerar a la Amazonia como una despensa inagotable", recalcan.

Los obispos también añaden que para los cristianos "la defensa y promoción de los derechos humanos no es meramente un deber político o una tarea social, sino también y sobre todo una exigencia de fe" y que "el papel de la Iglesia es el de aliada". También optan por la creación de ministerios que tengan como función "cuidar el territorio y las aguas junto con las comunidades indígenas", y un "ministerio de acogida para aquellos que son desplazados de sus territorios hacia las urbes".

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