Los ingenieros civiles reclaman más inversión en conservación de carreteras ante el déficit existente

Óscar Sánchez, decano-portavoz del Colegio Ingenieros Técnicos de Obras Públicas e Ingenieros Civiles de Castilla y León: “Mantener en un estado óptimo la amplia red de carreteras de la Comunidad no solo es fundamental para reducir el número de siniestros y de muertes por accidentes de tráfico, que es el primer objetivo, sino que es condición previa para promover el desarrollo económico y social en el medio rural, y frenar por consiguiente la sangría de la despoblación, el reto de mayor calado al que se enfrenta Castilla y León a corto, medio y largo plazo”.

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El Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas e Ingenieros Civiles de Castilla y León reclama a las administraciones públicas un esfuerzo adicional en la dedicación de recursos al mantenimiento y la conservación de la red de carreteras convencionales (un carril para cada sentido de la circulación), como elemento indispensable para reducir la siniestralidad, el número de víctimas mortales, así como para impulsar el desarrollo de la actividad productiva en el medio rural y frenar la despoblación.

Según ha explicado el decano-portavoz del Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas e Ingenieros Civiles de Castilla y León, Óscar Sánchez, “todas las administraciones redujeron las partidas de mantenimiento y conservación de carreteras durante los años de la crisis económica, pero el problema es que no se ha recuperado la inversión posteriormente, lo cual ha desembocado en que la red, sobre todo la convencional, se encuentre en un estado verdaderamente preocupante, contraviniendo todas las circunstancias que podrían contribuir a reducir la siniestralidad”.

En opinión del Colegio de Ingenieros Civiles, añadió Sánchez, “esta situación adquiere una relevancia muy especial en Castilla y León, la comunidad más extensa de España, que cuenta con más de 30.000 kilómetros de carreteras convencionales dependientes del Estado, la Junta y las diputaciones provinciales”.

Para Castilla y León, añadió, “mantener en un estado óptimo su amplia red de carreteras no solo resulta fundamental para reducir el número de siniestros y de muertes por accidentes de tráfico, que es lógicamente el primer objetivo, sino que es condición previa para promover el desarrollo económico y social en el medio rural, y frenar por consiguiente la sangría de la despoblación, que es el reto de mayor calado al que se enfrenta Castilla y León a corto, medio y largo plazo”.

Casi 1.200 millones de déficit acumulado

Castilla y León cuenta con una red de carreteras convencionales de 30.547 kilómetros de extensión (el 20% del total nacional), de los cuales 3.462 kilómetros dependen del Estado, casi 11.000 de la Junta y poco más de 16.000 de las diputaciones provinciales.

Debido al desplome de las inversiones en conservación y mantenimiento registrado desde 2011, el déficit acumulado en las carreteras del Estado y de la Junta asciende en Castilla y León a 1.179 millones de euros (el 16,5% del total nacional), que se deberían destinar fundamentalmente a la reparación del firme, según el informe de la Asociación Española de la Carretera (AEC).

Frente a esa necesidad de inversión, las carreteras dependientes de la Junta han contado con unos recursos medios para conservación y mantenimiento de 45 millones entre 2011 y 2017, elevándose la previsión presupuestaria de 2018 a 90 millones de euros.

Por su parte, la inversión prevista en los Presupuestos Generales del Estado de 2018 para conservación de carreteras y seguridad vial se redujo el 4,3%, pasando de 958,1 millones en 2017 a 917 millones en 2018. Y esta caída de recursos afectó sobre todo a los destinados a obras de rehabilitación y conservación, que pasaron de los 271 millones de 2017 a 210 millones en 2018 (61 menos).

En opinión de Óscar Sánchez, “no deberíamos estar jugando con la vida de los usuarios de las carreteras, a causa de una menor inversión de recursos públicos, dado que la inversión en carreteras debería valorarse como un gasto social”.

Siete de cada diez víctimas

Según los informes anuales de la DGT, siete de cada diez víctimas mortales en las carreteras de Castilla y León son consecuencia de accidentes registrados en las carreteras convencionales. Es decir, 85 de las 125 personas que perdieron la vida en 2018, frente a las 40 en las autopistas y autovías de Castilla y León.

Es preciso señalar que esta cifra, que se ha incrementado en un 13% desde 2013, responde a un conjunto de factores, como el incremento del parque móvil, su progresivo envejecimiento o un mayor número de desplazamientos, además del trazado, la señalización o el deficiente estado de conservación de las carreteras.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que la red convencional de carreteras soporta el 40% del tráfico total, mientras que concentra el 75% de la siniestralidad y el 78% de las víctimas mortales. Y en la inmensa mayoría de los casos, las carreteras convencionales son la única vía de acceso a las localidades que se ubican en su trazado.

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