La economía colaborativa ha llegado también a los alojamientos turísticos. Si primero fue el ofertar las plazas vacías para viajes futuros y así ahorrar unos euros además de ayudar a contaminar menos y, posteriormente, llegó el alquiler de pisos y habitaciones a través de diferentes plataformas, ahora es turno para el intercambio de casas.
Esta modalidad cada vez se va haciendo un hueco superior en España, sobre todo en la época estival, dando paso a un nuevo tipo de turismo enfocado con otra mentalidad. De hecho, en el país hispano se trata de una práctica creciente, puesto que en lo que va de año se ha incrementado un 44% las pernoctaciones registradas en comparación con el mismo período de 2018 hasta llegar a las casi 300.000.
Así lo reflejan datos de HomeExchange, una plataforma especializada en ello, que ha notado que cada vez son más los españoles que deciden apostar por este tipo de alojamientos turísticos como alternativa a los alojamientos tradicionales.
Una de las ventajas que destacan la mayoría de las personas que apuestan por este tipo de turismo es la “inmersión” que se produce en el lugar a donde se va de vacaciones y, pese a que en España se comenzó de una manera reacia, poco a poco esta práctica ha ido ganando adeptos.
Pese a que Castilla y León no está en el ‘top’ de destinos elegidos -comandado por Barcelona, Valencia, Bilbao o Granada, además de Andalucía, Madrid y las Islas Baleares-, sí se trata de una de las regiones que más crece -un 79% respecto al primer semestre de 2018-, alejándose poco a poco de esa reticencia que caracterizó a la comunidad al principio.
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