José Ignacio Primo: “Al enterarme de la muerte de Paco me ha dado un sudor frío”

José Ignacio Primo: “Al enterarme de la muerte de Paco me ha dado un sudor frío”
José Ignacio Primo: “Al enterarme de la muerte de Paco me ha dado un sudor frío”

José Ignacio Primo, catedrático de Literatura, escritor y reconocido experto en el arte del flamenco, recibió ayer con “pesar e incredulidad” la triste noticia de la muerte de Paco de Lucía, con quien mantuvo una relación “intensa” a pesar de ser intermitente y diferida en el tiempo.

¿Cuándo conoció a Paco de Lucía?

Le conocí a finales de la década de 1960 por varios conductos, a través de Camarón, al que había conocido en Madrid y, sobre todo, a través de su padre, Antonio Sánchez, que me llevó a su casa. Al enterarme de la muerte de Paco me ha dado un sudor frío. Para mí ha sido una convulsión total.

¿Recuerda bien aquella época?

No se me olvida. Es imposible. El padre de Paco vivía en la calle Ilustración, en el número 14, muy cerca de la Estación del Norte, en cuya sala de espera yo solía dormir porque andaba bastante escaso de medios. En su casa empezó nuestra amistad y eso fructificó en el hecho de que formara parte del elenco de artistas que actuaron en 1972 en el Festival de Flamenco de Zamora.

¿Quién vino?

Se le hizo un homenaje a Antonio Mairena y actuaron los mejores artistas. Antonio, su hermano Curro, Menese, Camarón, Paco… También vino su hermano Ramón, que era mayor que él y que también murió bastante joven. Fue el que más le ayudó. Empezaron Ramón y Paco, llamándose Los Chiquitos de Algeciras.

¿Cuántas veces vino a Zamora Paco de Lucía?

Vino tres veces. Dos seguidas, en 1972 y 1973, al segundo y al tercer Festival de Zamora, y actuó en el parque del Castillo con un éxito arrollador cuando no era todavía mundialmente conocido. Todavía conservo los contratos de cuanto les trajimos y Paco cobró 27.500 pesetas, igual que Camarón. Creo recordar que el presupuesto del segundo festival anduvo en torno a las 350.000 pesetas entre todos los artistas. Después vino una tercera vez, que no le traje yo. Vino con el sexteto a la Plaza de Toros cuando ya actuaba con el sexteto. Entonces, me llamó y estuvimos merendando, cenando y charlando en la bodega del Rocío, donde está ahora Espacio 36. Teníamos una buena amistad aunque hacía tiempo que no le veía. No paró en ningún sitio y era difícil cazarlo. Fíjate que en estos días estaba pensando, a ver si toca Paco en algún sitio cercano y puedo ir a verle. Es una verdadera pena su pérdida y siento un vacío grande por el hecho de que ya no esté, como persona y como gran artista.

 

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