Pese a la falsa creencia de los alumnos, cuya inmensa mayoría sostiene que los mejores profesores son quienes mejor explican las lecciones; José María Calvo consideraba este jueves en la Biblioteca Pública de Zamora que dichos docentes son los peores: “los profesores que dan todo mascado a los alumnos los están atontando”, afirmaba. 

Siguiendo la línea aristotélica de “El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”, José María Calvo defiende un modelo educativo alejado de las tarimas y las “clases dictado” y aboga por las lecturas que consigan “despertar la curiosidad, crear dudas sin que el profesor dé las respuestas” y que logren “encender una vela que dé luz en medio de las oscuridades para encontrar el camino”. Un trayecto particular, el de Calvo, marcado por las huellas de los alumnos en las aulas y ahora recogido en “Memorias de un profesor”. 

La última obra del autor fue presentada ayer en la Biblioteca Pública de Zamora por Joaquín Posado Valdueza y Sergio Urueña López ante cerca de medio centenar de personas, entre las que se encontraban la maestra nonageria que impartió clase en párvulos al de Villamor de los Escuderos. Desde su experiencia como alumno y como docente de la asignatura de filosofía, el autor zamorano ha vuelto a emplear en esta nueva publicación la herramienta de la palabra para abordar el tema de la educación, “problema fundamental que tienen todas las sociedades hoy en día”, apuntaba.

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