Pregón pasado por agua, pues la torrencial lluvia caída desde el mediodía obligó a retrasar el inicio previsto para las 13:45 horas. De hecho, la Corporación municipal y el propio pregonero no pudieron salir de la Catedral al terminar la misa en honor a la Virgen de la Vega. Así, no fue hasta las 14:00 horas cuando amainó y la comitiva pudo llegar hasta el Ayuntamiento para diez minutos después comenzar el pregón. Aunque con menos afluencia de la esperada, debido a que muchos salmantinos se refugiaron en los soportales de la Plaza Mayor y en cuanto amainó el temporal se marcharon a casa pensando que el pregón se retrasaría más tiempo. Y entre quienes se quedaron, varios salmantinos mostraron pancartas en contra del párking subterráneo de Garrido y denunciando el despido de una conductora del autobús. Otros salmantinos a su vez les abuchearon al considerar que no era el momento ni el lugar para estas reivindicaciones.
Aliste fue presentado por Francisco Morales, quien destacó que “hoy las puertas consistoriales se han abierto, de par en par, para dar paso a un hombre al que la fatalidad, enmascarada en barbarie terrorista, salió a su cobarde encuentro por la espalda, en un frío recodo del camino. Hoy nos va a introducir en la fiesta, por tanto, un hombre, simplemente un hombre, pero eso sí, un hombre cabal que supo iluminar la desgracia, la dura desgracia, con la luz ejemplar del ejercicio de una serie de virtudes abrazadas todas ellas por la humildad del que nada dice hacer mientras recibe la admiración de cuantos le conocemos por su abnegado comportamiento”.
“Soy simplemente uno más de vosotros”
Durante su discurso, el pregonero destacó que pese a ser zamorano de nacimiento, “aquí viví mi profesión de la que estoy tan orgulloso, orgulloso hasta de las cicatrices que por servir a España me dejaron un poco más atado a la tierra, aunque no me pudieron quitar las alas de la imaginación y del amor para volar por los cielos del mundo; sirviendo a España y a mi Ejército, que es mi vocación, con la mayor voluntad y perseverancia. Y aquí sigo viviendo, como un ciudadano más que quiere cada día lo mejor para Salamanca y lo mejor para su Patria, España”.
Aliste agradeció “este noble encargo de pregonero. Yo no poseo una dilatada hoja de servicios públicos a la ciudad, ni soy un ciudadano relevante por su posición social, ni siquiera nací aquí. Soy simplemente uno más de vosotros que ha tenido la fortuna de vivir en esta ciudad, pero con un acontecimiento muy importante: Salamanca es la ciudad donde nació una de mis hijas, Raquel, y donde mis otros dos hijos, Raul y Leticia, han formado sus propias familias. Gracias a ellos, a mis hijos, he fortalecido los lazos con esta tierra y Salamanca es también la ciudad donde un día me pudieron quitar la vida y sin embargo, me la valoraron y enriquecieron mucho más”.
El comandante recordó que “el terrorismo más cruel me eligió para su infame cobardía”, pero “ni me privaron de mi voz, que es mi esperanza, ni dejó de latir mi corazón para seguir disfrutando de los amigos, tantos y tantos que he tenido y tengo en esta ciudad, y paladear la vida con toda la intensidad posible. Lamentablemente no he sido el único golpeado por la lacra del terrorismo en esta hermosa ciudad”, teniendo un recuerdo para el coronel Heredero, fallecido en 1992 en atentado terrorista en Salamanca.
Sin embargo, continuó, “por fuerte que sea el golpe, la vida continúa y hay que levantarse. Las personas pasamos, pero lo que creamos entre todos nos supera y permanece. Vivimos en una ciudad histórica que sigue construyendo su futuro desde el presente, pero que es respetuosa con su pasado. Y la huella física de la gran familia que es el Ejército es muy visible en Salamanca con todos los elementos positivos que aportan a una ciudad cientos de familias, tanto dentro de los muros del cuartel como fuera del mismo. Porque las ciudades son, por encima de muchas otras consideraciones, espacios de convivencia y los militares nos esforzamos por crear sociedades más justas”.
Finalmente, recordó su experiencia con la discapacidad. “De ser una persona que pasea por esos hermosos lugares de la ciudad y que hace las cosas normales de la vida sin darle importancia, pasamos a ir en silla de ruedas y lo que antes no suponía ningún esfuerzo, como subir un simple bordillo, podía convertirse en una carrera de obstáculos a veces infranqueable. Ahí también hemos mejorado. Gracias al esfuerzo de las instituciones, que ha sido grande y que durante los últimos años ha hecho de Salamanca una ciudad más accesible para todas las personas que nos movemos en sillas de ruedas. Es necesario continuar en la misma línea, a pesar de las dificultades propias que plantea una Ciudad Patrimonial”.
Por eso, Aliste terminó con un mensaje de esperanza: “Que Dios aprieta, pero no ahoga y que sí se puede salir adelante siempre que tengas la ayuda de tu familia, de los amigos y si sigues creyendo en ti mismo. No son sólo palabras, yo lo he vivido y hoy sé que es posible. Que se puede mover nuestro mundo porque tenemos la palanca, y el punto de apoyo sois todas las personas que nos queréis y que cada día sacáis lo mejor de nosotros mismos. Muchas personas os habéis acercado a mí para decirme que admiráis mi ejemplo. Yo os admiro a vosotros y soy el espejo de todo lo bueno que habita en vuestro interior Por eso hoy, aunque las palabras no alcancen, quiero devolveros todo lo que me habéis dado y también pedir perdón si en alguna ocasión he ofendido a alguien, pues somos humanos”.
Alabanzas del alcalde
Tras el pregón, el alcalde de Salamanca, Alfonso Fernández Mañueco, destacó que desde hace muchos años Juan José Aliste “es una referencia moral para todos y un hombre muy admirado en esta ciudad porque su sonrisa y entereza son una victoria permanente frente a la sinrazón. Pero hoy nos has dado una lección de superación, del inmenso valor de la vida humana y de no detenernos ante las dificultades. Y nos has recordado los tres pilares fundamentales en la vida de todo ser humano: el apoyo de la familia, de los amigos y creer siempre en uno mismo para seguir mirando hacia adelante”.
Mañueco incidió en que “Salamanca es una ciudad de tolerancia que cree en la convivencia pacífica a pesar de las discrepancias. En esta ciudad, al igual que todo el país, aprendimos golpe tras golpe, que los asesinos eran el enemigo común y no solamente los enemigos de determinados colectivos. Hoy las víctimas del terrorismo y su memoria forman parte hasta del perfil urbano de esta ciudad con nombres en el callejero de los que fueron asesinados, atacados o amenazados por defender a nuestro país, a la democracia y a los valores que nos unen como pueblo”
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