Desde la Junta de personal destacan la necesidad de apostar por los trabajadores, ya que supone siempre una inversión para la mejora de la salud de todos y lograr mayor eficiencia y eficacia en el gasto sanitario.
“Los Empleados públicos que trabajan en Sacyl han soportado, en mayor o menor medida que otros colectivos la situación de crisis vivida en los últimos años”, explicaba Milagros García, presidenta de la Junta de Personal, que señalaba también que los profesionales “mantienen, pese al creciente deterioro de sus condiciones laborales, el mismo compromiso y esfuerzo por ofrecer la mejor atención posible a los ciudadanos, manteniendo y mejorando nuestro modelo de atención sanitaria universal, pública y de calidad”.
A juicio de la Junta de Personal, la implantación en la Sanidad Pública de Castilla y León de la jornada laboral de 35 horas semanales, que ya la existía antes del 2012, permitiría a los profesionales de Sacyl, sanitarios y no sanitarios “tener unos horarios más racionales y poder conciliar la vida familiar y profesional”, así como incentivar la contratación y la reactivación de la economía provincial y regional. Durante los últimos dos años y sólo durante el período estival ya se ha venido aplicando esta jornada, sin incidencias reseñables.
Por ello, la aplicación de la jornada de 35 horas tendría que llevar implícita “una mayor contratación de trabajadores, lo que redundaría, en una mejor atención a los usuarios del Sacyl y a la reducción de listas de espera, tanto quirúrgicas como diagnósticas, ya que la precariedad de la plantilla actual hace casi imposible mantener esta situación durante mucho tiempo”.
Asimismo, apuntaban que la vuelta a la jornada laboral de 35 horas semanales tendría como consecuencia el aumento de las plantillas de diversos profesionales, lo que redundaría en unos cuidados y atención sanitaria más segura y de mayor calidad, además de mejorar las condiciones laborales para todos los trabajadores del SACYL.
En este sentido, la Junta de Personal lamentaba que las distintas medidas de recorte puestas en marcha por esta Comunidad Autónoma no sean tenidas en consideración y, una vez, habiendo superado el déficit presupuestario, no reviertan a la situación anterior a la crisis, “sino que continúen perjudicando a los trabajadores, que en Zamora son unos 3.000, y colaboran con una labor esencial para el mantenimiento y sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud, y, por tanto, en la calidad de la atención que se ofrece a los pacientes”.
La propia Milagros García afeaba demás la actitud de los responsables de la JCYL porque “no es todo lo cordial que debería ser”, ya que “por un lado refieren querer aplicar las 35 horas semanales sin planteárseles un problema económico, y por otro, la realidad es que solo piensan en posponerlo, poniendo como excusa la falta de garantía de la prestación y la calidad de los servicios sanitarios, razonamiento ridículo, ya que antes del 2012 ya estaba implantada esta jornada y este hándicap no existía”.
Por último, reflexionaba: “La falta de algunos profesionales no debe suponer un obstáculo para la implantación de esta jornada, sino que hay que buscar formas de incentivación y ante todo cuidar y mantener a los que ya trabajan para SACYL, sino comenzará un éxodo hacia otras comunidades autónomas que ya tienen implantadas las 35 h. y otras mejoras, y luego se lamentarán”.
Ante esta situación, la Junta de Personal dejaba claro que tomará las medidas oportunas si esta situación generada no revierte “con el único fin de salvaguardar los derechos de los trabajadores a los que representamos y de los usuarios del Sistema de salud, que en definitiva son los más perjudicados. Ya está bien de que en períodos electorales prometan lo que luego no cumplen, que incumplan sus propios acuerdos cuando les interesa. Con la Sanidad no se juega”, zanjaban.
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