La labor humanitaria de Cáritas, al descubierto en Zamora: "Me preocupa que nos pongamos un coraza y la crisis humanitaria de Ucrania se olvide"

Se cumple un año de la invasión rusa de Ucrania. Todos los focos están puestos en el este de Europa por distintas razones, puede que entre ellas la cercanía de un conflicto más próximo que nunca al mundo occidental. Pero las situaciones de conflicto no se quedan únicamente en esta zona del mundo y buena muestra de ello da Cáritas España con sus proyectos internacionales.

Labores que coordinan de manera conjunta con las propias Cáritas de la zona y que este viernes podían conocer los voluntarios zamoranos con la visita de Carmen Gómez, responsable de los proyectos en Europa en Cáritas Española y de las campañas ‘Cáritas con Ucrania’ y ‘Cáritas con Turquía y Siria’ y Pablo Reyero, responsable para el Sahel de la Unidad Técnica de África dentro del Área de Cooperación Internacional y Ayuda Humanitaria de Cáritas Española.

En el caso de Ucrania, Gómez deja claro que Cáritas Ucrania estaba “preparándose para un recrudecimiento en el Dombás, pero nadie se esperaba lo que ha pasado”. Una invasión que deja ya cerca de 210.000 muertos según reporta ACNUR y 18 millones de personas en situación de ayuda humanitaria urgente. Situación de urgencia a la que respondió la sociedad del país tratando de colaborar y pasando de 1.000 a 3.000 voluntarios en menos de un año con un crecimiento “muy grande en poco tiempo”.

Acudiendo a esta llamada, el primer paso es formar a los nuevos integrantes para que sepan trabajar de la manera marcada por Cáritas ya que de primeras “hay muy buena intención pero son poco efectivos”. Trabajo que está permitiendo a la organización ucraniana realizar todas las tareas necesarias surgidas con el conflicto bélico y, a la par, mantener sus programas de ayuda a las personas vulnerables.

Lejos de esta realidad que los zamoranos conocen en mayor medida se encuentra el conflicto del Sahel, la cual Reyero califica como “una de las crisis olvidadas de nuestro tiempo” y donde la labor que realizan se basa en acompañar y contribuir a las Cáritas de Mali, Senegal y Burkina Faso.

En una zona casi desértica como es el Sahel, los programas pasan por combatir la desnutrición, mejorar el acceso al agua para la población o tratar de potenciar la economía rural de una zona con una gran cantidad de ciudadanos.

Entre los grandes retos también se encuentra sortear dos gobiernos golpistas como son los de Mali y Burkina Faso, donde la meta de los mismos no es otra que “alcanzar la paz por la vía de las armas”, pidiendo además “una mayor rendición de cuentas para ver quien trabaja en la zona”. No obstante, Reyero deja claro que la marca de Cáritas suele abrir puertas y “cuando el proyecto viene con el sello de Cáritas suelen dejar trabajar bien”.

El mensaje de ambos es claro y pasa por mantenernos “sensibles a las realidades de otras personas que están pasándolo francamente mal” ante su preocupación de que “la crisis de Ucrania pase a ser una crisis de la que nos hagamos una coraza y pase a estar olvidada. Como ha pasado con Siria”.