El primero, el segundo y el sexto toro de la ganadería de Valdefresno se presentaron muy deslucidos y pusieron las cosas difíciles a los diestros y a la media entrada que accedió a la Plaza de Toros de Zmaora y que ni siquiera pudo premiar adecuadamente a Leandro, quien cuajó la mejor faena de la tarde en el cuarto.
El diestro pudo haberse llevado, al menos, una oreja, pero una estocada en buen sitio cayó un poco desprendida y el astado tardó en doblar, lo que se tradujo en una petición poco vehemente e infructuosa.
Por su parte, Alberto Durán se mostró muy voluntarioso en el tercer toro y primero en su cuenta, a pesar de una cierta falta de continuidad en su intervención. Mató bien y le concedieron una oreja, la única de la tarde.
El Capea no tuvo fortuna y recibió un ominoso silencio en sus dos toros.
En el último, Alberto Durán tuvo que vérselas con un manso que se refugió en las tablas en el segundo tercio. El de Villamor de los Escuderos poco pudo hacer con él, si bien el público habría agradecido que lo matara correctamente. Escuchó algunos pitos.
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