Luis Brualla: “Son tiempos negativos para la independencia judicial. El CGPJ ha pasado al control absoluto del poder Ejecutivo”

Luis Brualla: “Son tiempos negativos para la independencia judicial. El CGPJ ha pasado al control absoluto del poder Ejecutivo”
Luis Brualla: “Son tiempos negativos para la independencia judicial. El CGPJ ha pasado al control absoluto del poder Ejecutivo”

El Consejo de Ministros del pasado viernes concedió al expresidente de la Audiencia Provincial de Zamora la Cruz de Honor de San Raimundo de Peñafort por su gran aportación a la Justicia, a la que ha dedicado 44 años de su vida, desde aquel Juzgado de Villalba (Lugo), hasta los años en la Audiencia Provincial de Zamora, desde donde acaba de jubilarse, destacando en el contexto actual la propia etimología de la palabra.

¿Lo más duro para el juez es conceder lo que el fiscal pide para el delincuente?

El juez no da lo que pide el fiscal, sea positivo y negativo. El juez valora lo que piden ambas partes y miras a la gente y pretendes valorar como psicólogo lo que merece cada uno.

Hace 44 años ya era juez en Villalba (Lugo).

En la capital de la Terra Chá. Buena carne y capones, por estas fechas.

¿Qué hitos desearía que valoraran de su paso por la Audiencia Provincial de Zamora?

Creo que el fundamental que he tenido ha sido procurarme la colaboración de mis compañeros y los jueves. Desde el trabajo de ellos, el mío sobresale solo. Tal vez sea lo más importante reconocer tanto a mis compañeros de la Audiencia como su labor a los jueces de los juzgados de Primera Instancia e Instrucción, Contencioso y Social.

¿Le molesta que se recuerde de forma especial el hecho de haber juzgado a determinados delincuentes famosos?

Queremos que se nos recuerde por un trabajo. Esos hitos más importantes lo son para el público porque son mediáticos y, de hecho, se nota enormemente en las comparecencias. Tú sabes cuándo un juicio tiene trascendencia solo cuando llegas y ves a la prensa, a la televisión y a la radio por allí, merodeando. No, yo quiero que se me recuerde más por mis intentos de unificación de doctrina, de apoyo a los Juzgados de partido, de apoyo a mis compañeros y no por ningún caso en concreto. Ahora, vistas las cosas desde la perspectiva, te das cuenta de una realidad que me pasó al llegar a Segovia desde Barcelona, que me di cuenta de que eran mundos diferentes. Por eso siempre he vivido donde he sido juez, porque la idiosincrasia de cada ciudad y de cada ciudadano son diferentes en cada sitio y debes mezclarte y vivir en ellos para conocer a quienes debes administrar justicia.

Usted pasará a la historia como un juez que siempre dijo con mayúsculas que era de izquierdas y que cree en determinada manera de entender la Justicia. Ahora lo puede decir cualquiera pero hubo una época en la que no se podía.

En 1073, no. (Risas). Siempre estuve en un concepto social de la Justicia, siempre me preocupó la verdadera realidad y no la aplicación literal de las leyes y siempre procuré que mis sentencias intentaran resolver los problemas humanos de acuerdo con el mundo donde se habían producido.

¿Cómo califica el momento actual de la Justicia en España?

El momento actual es, si no frustrante, sí desilusionante. No es aquello en lo que yo me ilusioné y me forjé y las circunstancias tampoco son las mismas. La petición que se le hace a los jueces, quizá cada día que pasa yo esté menos preparado para darla. ¿Por qué? Porque sigo siendo de la vieja escuela. Entiendo que los principios están por encima de todo y que una resolución judicial debe ser reposada, no inmediata, y que un juez solo puede tener una carga de trabajo. Si esa carga, como pasa ahora, con el ERE, vamos a llamarlo así, de los jueces sustitutos, supone que se han quitado 1.800 jueces, la calidad de la Justicia al tener que asumir ese trabajo los que ya estaban, solo puede redundar en perjuicio.

¿Qué tiempos se avecinan para la independencia judicial?

Negativos. El Consejo General del Poder Judicial, que se constituyó como órgano para defender la independencia de los jueces ha pasado al control absoluto del poder Ejecutivo.

¿Qué le parece la concentración de las audiencias y el traspaso de sus funciones a los tribunales superiores de Justicia?

Pues casi apostaría por ese tema porque, hoy, las oficinas judiciales pueden cumplir una función. Lo que no puedo estar de acuerdo es que se haga en este momento, en tiempos de crisis. Si se quiere mejorar la Justicia hay que hacer inversión y eso no se puede hacer.

¿Desaparición de los partidos judiciales?

Creo que los partidos judiciales serán superados por el Tribunal de Instancia. Otra cosa es que no se retiren las oficinas judiciales de lo que hasta ahora han sido cabezas de partido judicial. La oficina judicial es una aspiración. La técnica impide hoy ya que los jueces se encuentren absolutamente solos y la fuerza que tiene en nuestra ciudad, por ejemplo, la junta de jueces, con su magnífica decana, no la pueden tener en los pueblos. Los jueces, en la capital, al poder agruparse en un Tribunal de Instancia, podrán dar una mejor respuesta a las necesidades. Pero la Justicia tiene que estar próxima al ciudadano; no se le puede alejar la Justicia de tal forma que no pueda llegar su voz a los tribunales, su reclamación, su petición o la defensa de sus derechos. Por eso siempre aposté por los juzgados de proximidad, con una mínima entidad resolutoria, lo que hoy llamamos faltas, juicios verbales, en los que se pudiera dar respuesta a todos los problemas cotidianos de la vida.

¿Tenemos motivos los ciudadanos para inquietarnos ante lo que recoge el Anteproyecto de la Ley Orgánica para la Protección de la Seguridad Ciudadana?

(Reflexiona unos segundos y respira profundamente). Son leyes que, cuando pretenden proteger, lo hacen sobre la base de quitar derechos. No hace mucho, yo dije que yo no admitía que la gente salga a manifestarse con capuchas porque creo que, si queremos representar una opinión, debemos hacerlo con la cara descubierta. Durante 44, todo el mundo sabía que mis sentencias no las ponía el juez número tal, sino Luis Brualla Santos-Funcia, de manera que el afecto o el odio recaía la persona. Pues el que quiera protestar, o que tiene que hacer es dar la cara.

¿La Justicia apunta a ser cara y para ricos?

Puede crear problemas este afán de restringir la Justicia pero no es para pobres y para ricos. Es a la clase media a la que se le va a hacer muy cara.

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