La Plaza de Viriato acogía este jueves el acto institucional en Zamora del 25-N, jornada en la que se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Inmaculada Andrés, madre de Leticia Rosino, era la encargada de leer el manifiesto de la FEMP, aunque posteriormente también hizo varias reflexiones personales.
Andrés reconoció que siempre que reflexiona sobre estos temas “un escalofrío” recorre su cuerpo por muchas cosas, pero sobre todo por “esa rabia contenida, es impotencia de tener las manos atadas”. La madre de Leticia Rosino lamenta que la sociedad se está acostumbrando a violaciones y asesinatos “sin que ya cause sensación” y sin que se haga “nada”. “Queremos creer en la justicia, pero las leyes se vuelven a favor del asesino, del violador. Pagan un precio ridículo por los delitos”, agregaba.
Tras eso, pedía el endurecimiento de las condenas, la prisión permanente revisable y que no tengan beneficios: “Esos asesinos vuelven a reincidir cuando salen. ¿Quién es entonces el responsable?”, preguntaba, a la vez que insistía también en los “castigos ridículos” cuando se trata de menores: “La ley del menor debe ser actualizada. Por muy jóvenes que sean deben pagar con todas las consecuencias sus atrocidades”.
En el tramo final de su intervención recordó que este año van ya 37 mujeres asesinadas, y se preguntó cuántas más tienen que morir “para que pare esto”. También tuvo un recuerdo para la violencia vicaria y lanzó una pregunta clara: “¿Merecen estos asesinos una segunda oportunidad? Porque las víctimas no la tienen. Un asesino nunca debe salir a la calle en libertad. Ayudemos a las mujeres que están pidiendo un SOS. Los meses pasan, sigue habiendo violaciones y asesinatos y no hacemos nada”, zanjaba.
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