María Jesús Sánchez, al frente de la oficina de protección al menor de la diócesis: “Será un servicio cercano, accesible y transparente”

23 ago 2021 - 09:25
María Jesús Sanchez está al frente de la oficina de protección al menor
María Jesús Sanchez está al frente de la oficina de protección al menor

Hace justo un mes que el obispo de la Diócesis de Zamora anunciaba de manera oficial la puesta en marcha de la oficina de protección al menor. Se trata de una oficina para detectar abusos a menores y que también está en marcha en el resto de las diócesis del país. En Zamora, ya estaba funcionando, aunque fue entonces, con los nombramientos del obispo, cuando se conformaba el equipo humano que tendrá que gestionarla.

Los encargados de trabajar en ella serán Mª Jesús Sánchez Sanz, Delegada Episcopal para la Protección del Menor; Pedro Faúndez Mayo, miembro encargado del Asesoramiento canónico, jurídico y documentalista; Florentino Pérez Vaquero, miembro encargado del Acompañamiento espiritual; Ignacio Enríquez Sobrino, miembro encargado de la Acogida y Escucha; y Juan-Carlos López Hernández, miembro responsable de Comunicación.

Al frente de la oficina, por tanto, se encuentra María Jesús Sánchez, trabajadora de Cáritas Zamora desde hace más de treinta años ejerciendo como psicóloga en diferentes recursos. Desde hace un año y medio forma parte de la oficina de recepción de abusos sexuales de la Diócesis de Zamora, una oficina que tomaba ese peso definitivo hace un mes con los nuevos nombramiento del obispo.

Zamora24horas ha querido conocer más de cerca el funcionamiento de esta oficina y para ello ha mantenido una entrevista con María Jesús Sánchez.

¿Cómo nace esta oficina?

Era deseo del Papa Francisco que este servicio empezase a funcionar con el fin de que, desde una gran accesibilidad y transparencia, las personas que hayan podido ser víctimas de abusos sexuales en el ámbito de la iglesia pudieran presentar documentación y empezar un proceso de investigación e instrucción a nivel canónico.

¿Hace cuánto tiempo funciona en Zamora?

La oficina está funcionando desde mayo del año pasado, pero es verdad que desde hace un mes aproximadamente don Fernando ha hecho un refuerzo de esta oficina, de forma que de los dos primeros miembros que formábamos parte de este servicio, hemos sumado tres miembros más, y somos cinco personas ahora.

¿Cómo afronta el reto de dirigir esta oficina?

Por un lado con mucho respeto y por otro lado con mucha alegría, porque creo que es un servicio que refleja lo que es la iglesia ahora mismo: siempre ha estado y quiere seguir estando al lado de las víctimas. Y siempre desde un principio de transparencia, de accesibilidad y de cercanía. Desde ese punto de vista estoy muy ilusionada, aunque con mucho respeto porque es un tema muy doloroso, que genera mucho daño en la víctima. Ahí tenemos que dar respuesta y estar al nivel de las personas que nos pidan ayuda.

¿Han recibido alguna denuncia en estos meses que lleva en marcha la oficina?

A esta oficina no ha llegado ninguna petición de ayuda ni se ha presentado ninguna documentación. No obstante, quiero apuntar que además de recibir posibles peticiones para realizar investigaciones también nuestra vocación es la de la escucha de las posibles víctimas. Estar atentos, receptivos, cercanos a la persona que venga al servicio y a partir de ahí empezar a trabajar el supuesto caso, de una manera seria, investigando, pero sin olvidarnos de la víctima que pudiera requerir nuestros servicios.

¿Cómo se trabaja en la oficina?

Hemos habilitado un e-mail y un teléfono para poder recibir cualquier tipo de reclamación. A partir de ahí, el equipo si llegase algún tipo de documentación de este tipo de delitos comenzaría el proceso de investigación. Parece algo muy pasivo, pero la idea de don Fernando es que esto sea algo proactivo. Además de esperar, lo que vamos a intentar es trabajar para que haya ámbitos seguros dentro de la diócesis, que todas las personas que trabajen con menores o personas vulnerables tengan estrategias, protocolos de actuación para que trabajemos todos de forma segura. Además de dar formación a todos los miembros de la Diócesis de Zamora que estamos trabajando con menores o personas vulnerables.

Espacios seguros, ¿es esa una de las claves?

Generar espacios seguros y ser coherentes con nuestra identidad y nuestra misión, esas son algunas de las claves y objetivos. Y siempre con transparencia. Seremos todo lo transparentes que quiera la víctima. No se trata de ocultar, tapar, ni mirar para otro lado. Y la idea es ser rápidos en los procesos, en caso de que se den casos, que no sea una maquinaria lenta que revictimice a la víctima.

¿Puede poner un ejemplo de esas actuaciones para fomentar espacios seguros?

Pues cosas muy sencillas, pero a la vez necesarias. Por ejemplo, desde que los monitores no duerman con los menores en tiendas de campaña en los campamentos de verano, hasta que las puertas de los despachos en los colegios sean transparentes, pasando por el hecho de que no haya ningún desplazamiento de monitor o profesor solos con un menor al médico, por ejemplo.  

María Jesús Sanchez en la oficina de protección al menor
María Jesús Sanchez en la oficina de protección al menor

¿Qué personas forman parte de esta oficina y que labor desarrollan?

Florentino Pérez será la persona que haga un acompañamiento espiritual en el caso de que fuera necesario. Pedro Faúndez llevará el tema jurídico a nivel canónico. Juan Carlos López que es el responsable de comunicación, porque también es muy importante la función de sensibilización de todos estos casos. Ignacio Enríquez que haría un acompañamiento personal. Y yo, que estaría como directora del servicio y psicóloga del recurso.

De cinco personas en la oficina, tres son laicos. ¿Está dando la iglesia un peso mayor a los laicos?

Sí, creo que la iglesia está dando mucha importancia a los laicos, y creo que así debe de ser. El laico tiene mucho que aportar. La iglesia no solamente debe ser llevada adelante por el clero o por los religiosos, porque tampoco sería justo. Los laicos somos iglesia. Este servicio tiene tres laicos y dos curas y es una muestra de otros muchos servicios en los que pasa algo parecido.

¿Cómo se han preparado para afrontar esta etapa?

Hemos recibido una formación en la Universidad Pontifica de Comillas respecto al tema del abordaje de los abusos sexuales en el ámbito eclesial. Ha sido una formación muy amplia en la que hemos recibido unas directrices muy claras sobre cómo crear protocolos, cómo reconocer víctimas y agresores, cómo abordar el acompañamiento de víctimas y de agresores, en el caso de que requiriesen nuestra ayuda, y eso nos ha ayudado a generar un ambiente de equipo. Y luego también hemos tenido nuestros encuentros a nivel diocesano y también los tendremos a nivel nacional, lo que será muy enriquecedor. El día 15 de septiembre habrá un encuentro nacional de las oficinas de recepción de abusos sexuales motivado por la Conferencia Episcopal.

¿Alguna última reflexión?

Pues volver a destacar la valentía del Papa Francisco de exigir a todas las diócesis del mundo que se constituyera públicamente una oficina de atención a víctimas, reparación y educación. Que se haga esto por parte de una institución denostada por este tema es una apuesta clara de responsabilidad de abordar el problema incluso cuando aparentemente no lo hay. Es un acto de responsabilidad sobre una situación que se ha dado en otras partes, y de demostrar que lo que queremos no es ocultar sino evitar que eso se vuelva a producir; y si se ha producido repararlo con justicia.

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