Menos del 30% de las empresas aplican programas para evitar el estrés laboral

Actualmente seis de cada diez trabajadores presenta síntomas de estrés laboral en distintos grados. La mitad de los días de trabajo perdidos se atribuyen al estrés laboral, que es además una de las principales causas de bajas laborales. Fatiga crónica, falta de atención, falta de motivación y baja autoestima son algunas consecuencias de este estado.

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Se empieza a considerar como una de las principales razones de las bajas laborales en nuestro país, y se están empezando a tomar medidas para evitarlo aunque aún no están muy extendidas. Según un informe, especialistas en el tratamiento del estrés, menos del 30% de las empresas aplican programas para evitar el estrés laboral.

Cada vez a una edad más temprana se producen cuadros relacionados directamente con el estrés laboral, un problema cuya raíz está en la sobrecarga de trabajo, ritmo excesivo de trabajo, exceso de responsabilidad, roles ambiguos, poca creatividad en el puesto de trabajo, mala comunicación, horarios interminables y mal clima laboral.

Ese estrés crónico ante distintos factores estresantes tanto a nivel emocional como asociados al trabajo produce fatiga crónica, falta de atención, falta de motivación y baja autoestima, entre otras situaciones.

Así, la desmotivación, la disminución de la productividad, el bajo rendimiento y la menor eficiencia y desempeño también afecta al deterioro de las relaciones profesionales. Esto, unido al incremento del gasto de bajas incentivadas, aumento de coste por indemnizaciones y la atención sanitaria lleva a la preocupación cada vez más creciente por parte de las empresas en pos de corregir los efectos negativos del estrés a través de diferentes planes.

¿Cómo solucionar este problema?

En primer lugar las empresas van tomando conciencia de que el control del estrés tiene múltiples beneficios para el trabajador. Entre ellos destacan la salud, bienestar y calidad de vida, aumento de la motivación, mejora del rendimiento y desempeño, mejora de la dinámica de trabajo, aumento del nivel de concentración y de atención, mejora la capacidad de resolución de problemas y mejor desempeño físico y mental.

Para alcanzar esos beneficios la mejor forma de actuar por parte de las empresas es mediante programas de entrenamiento específico para profesionales, directivos y equipos. Con ello se consigue un principio de interacción y empatía necesario para mejorar el clima de trabajo.

Por otro lado, planes de formación individuales o en grupo que permite asesorar y recomendar en función de las necesidades objetivas que se detecten tanto en el individuo como en el grupo.

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