El Ministerio de Defensa enviará 120 rastreadores más a Castilla y León

La ministra afirma que se unen a los 120 que ya están operativo.

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Grupo de rastreadores
Grupo de rastreadores

La ministra de Defensa, Margarita Robles, participó en Cebreros (Ávila) en el curso de verano de la UNED ‘La democracia española a juicio’, que se celebra en la localidad. Allí se dio a conocer que se tramitará la solicitud de ampliación de 120 rastreadores militares para Castilla y León, que se sumarán a los 120 que ya están activos. En el Ministerio, explicó Robles, ya se han recibido peticiones de Baleares, Cantabria o Canarias, dentro de la disponibilidad existente por parte de las fuerzas armadas.

Aseguró que han tenido rastreadores en muchas comunidades autónomas, pero como la situación “había ido mejorando, se estaban disminuyendo, pero por ejemplo en Baleares había 30 en este momento y se ha incrementado con 90 más “y lo que nos pidan, ya saben que las fuerzas armadas en todo lo que sea para ayudar a los ciudadanos, ahí van estar siempre”. Normalmente el procedimiento es que la Comunidad Autónoma hace la petición, Sanidad da el visto bueno y en cuanto Sanidad da ese paso los rastreadores se ponen a trabajar, en este caso incrementando el número.

Poco antes de comenzar su intervención en el curso la ministra de Defensa alabó a Cebreros como el mejor sitio “para poner en valor lo que supuso la Transición, ese espíritu de diálogo y concordia que culminó en la Constitución que tenemos”, una Constitución “de la que nos podemos sentir plenamente orgullosos y que hace que podamos decir sin ningún tipo de complejos que España es una democracia plena” y un “ejemplo para muchos países del mundo”.

También, quiso poner en valor que ese espíritu de la Transición, de diálogo, de tolerancia, de generosidad cree que “haría mucha falta en este momento y debería seguir siendo el punto de mira” y “sentirnos muy orgullosos de nuestra Constitución que ha permitido más de 40 años de convivencia y derechos y libertades”.

Habló de una Constitución que “se hizo muy bien” porque los siete padres de la Constitución hicieron el esfuerzo en “ese afán de un país que quería superar una guerra civil y quería superar una dictadura y, es verdad que todas las normas son vivas y pueden renovarse y no pasa nada porque se renueven, pero cualquier modificación que en su caso quiera hacerse a la Constitución tiene que ser una modificación que sea fruto del consenso más absoluto y total de todas las fuerzas políticas. Con nuestra Constitución no podemos hacer experimentos”.

En cuanto a una posible reforma, explicó que este momento no es necesario “en lo que afecta al núcleo y la esencia del Estado. Es verdad que hay asignaturas pendientes, como es que por ejemplo la sucesión a la jefatura del Estado sea todavía por línea de varón, creo que eso es algo que en el siglo XXI no es muy comprensible”, pero en todo caso “en lo esencial y lo fundamental podemos sentirnos muy orgullosos y muy satisfechos con el marco que tenemos”.

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