El Museo Etnográfico, cuando la arquitectura se convierte en exposición

 El Museo Etnográfico, cuando la arquitectura se convierte en exposición
El Museo Etnográfico, cuando la arquitectura se convierte en exposición

El Museo Etnográfico, con motivo del Día Mundial de la Arquitectura, organizó el pasado miércoles visitas guiadas para poder conocer el edificio que alberga el museo. Pese a que la actividad era totalmente gratuita y tenía dos pases, uno de mañana y otro de tarde, la afluencia de público fue menor que el año pasado, según explicaron los trabajadores del Etnográfico. Su ascensor panorámico, su terraza desconocida, o el juego de claro-oscuro de los espacios abiertos, fueron las características que más llamaron la atención de los visitantes.

Al margen del incalculable valor patrimonial en piezas de la colección, la unión de modernismo y casco histórico del esqueleto museístico es una joya situada en la parte antigua de la ciudad. Su fachada se extiende a lo largo de la calle Barandales, Corral Pintado, Sacramento y el esquinazo que asoma en la Plaza Viriato, su exterior de arenisca, chapa y piedra consiguen su integración dentro del resto de edificios históricos que le rodean con un aire modernista y dinámico.

Los visitantes que realizaron la actividad quedaron muy sorprendidos con los espacios del museo que no se intuyen desde fuera, pero sin duda, la terraza superior, que permite una visión de 360 grados de la ciudad, y la planta baja cautivaron a los presentes. Otro de los aspectos más llamativos son los lucernarios del edificio engendrados con la intención de iluminar el museo de manera natural, “estas estructuras, tanto las de planta cuadrada como circular, permiten el paso de luz natural al museo consiguiendo un ambiente propicio para el visionado de la obras”, explicó Ana G. Láinez, guía del etnográfico.

Lo que se propiciaba como una visita centrada en la arquitectura del museo, terminó siendo una fusión explicativa con las piezas que alberga.  La tarasca, el traje tradicional de La Alberca, recientemente restaurado, las mascaradas o los enseres de la vida cotidiana fueron las zonas más fotografiadas. Aunque con una afluencia de público menor a la de años pasados, Ana G.Láinez, dirigió el recorrido de una manera muy amena y sus explicaciones ayudaron a los interesados a comprender toda la estructura y su contenido tanto por dentro como por fuera.

 

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