A la luz de las cifras expuestas, queda patente la necesidad de apostar por la fuerza laboral de más edad, algo que ya se ha empezado a hacer realidad. Los mayores de 45 años tienen un doble riesgo de exclusión. Se trata de desempleados de larga duración con todas las prestaciones agotadas, algunos de ellos habiendo perdido su vivienda, personas con discapacidad y mujeres con responsabilidades familiares no compartidas.

Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, “desde hace un tiempo venimos notando un cambio de tendencia en el mercado, siendo los mayores de 45 años los que más empleos están ocupando. En primer lugar por una cuestión de estadística, representan un 40% del total de parados, unida a otros factores como la posibilidad que tienen las empresas de contratar a estos profesionales por condiciones más económicas o la necesidad de compensar la marcha del talento joven a otros países, en busca de mejores condiciones”.  

Sin embargo, “el gran reto es convencer a las empresas de que recuperar el talento senior es una ventaja competitiva. Hemos de dar por clausurada la etapa de discriminación al trabajador mayor de 45 años, hay que tener en cuenta que están en el ecuador de su vida profesional y que además cuentan con valores que les hacen altamente competitivos como la experiencia, la madurez o el control emocional", recalca Mesonero.

“Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer. En una sociedad inherentemente diversa y que tiende al envejecimiento, el mensaje que debe calar es la pérdida de talento y expertise que supone desmarcar a una persona por tener más de 45 años: nuestro mercado laboral no se lo puede permitir”, concluye Mesonero. 

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