Son 10.648 km los que nos separan de Latinoamérica y una misma realidad la que nos une. Una realidad que se puede palpar y sentir, donde los niños son niños y lo único que necesitan es serlo. Sin embargo, muchos de ellos no tienen las mismas oportunidades que los que escuchaban atentamente en el salón de actos del 'Divina Providencia' a Concha, Diana y Chema, los tres voluntarios zamoranos de la ONG “Taller de Solidaridad” que durante la jornada de este miércoles hablaron sobre sus experiencias en las zonas más pobres de América Latina.
Pasaban cinco minutos de la una del mediodía cuando poco a poco se fue haciendo el silencio en la sala, a la vez que Concha Álvarez, profesora de la UNED
, tomaba la palabra para contar su experiencia en Chile, calificada de “enriquecedora, maravillosa e importante”. La profesora cautivó a los más pequeños con sus consejos cercanos y amables: “tratad de aprovechar la oportunidad de conocer siempre a la persona que tenéis al lado”.
El siguiente turno fue para Diana Crespo, quien compagina su voluntariado con la docencia en el colegio de las siervas de San José, que consiguió atrapar la atención y el corazón de muchos. A través de unas imágenes que narraron con detalle su experiencia como voluntaria en un asentamiento cercano a la capital de Santiago de Chile, Crespo hizo que se despertara la curiosidad de muchos niños que inmediatamente levantaron sus manos para averiguar más sobre cómo ayudar a los más desfavorecidos. Allí, según explicó la profesora, brindó un voluntariado de apoyo hacia adolescentes y niños que no tienen tantas facilidades como los de Europa Occidental. En una ciudad donde “apenas se puede ir andando”, es necesario que las promesas de la población tengan “ilusión por la vida y el futuro”, sentenció Crespo.
Chema Payo, por su parte, dejó claro el objetivo del voluntariado: “los centros educativos son para que los niños puedan ser niños”. Este profesor del colegio 'Divina Providencia' no tuvo suficiente con su voluntariado en Filipinas en 2014, por lo que durante este verano decidió ir a Chile, donde a través de talleres de arte, música y deporte ha podido vivir “la experiencia más enriquecedora de su vida”.
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