El inicio de curso en la Zamora rural se convierte cada año en un sinvivir para muchos padres puesto que la despoblación y la falta de niños en muchos pueblos conlleva el cierre de algunos centros. No obstante, en la otra cara de la moneda, hay pueblos que, a pesar de las dificultades, luchan de una u otra manera para mantener los colegios.
Precisamente este viernes vuelven a abrir sus puertas cinco centros que, o bien han estado cerrados durante años, o subsisten casi con el mínimo de alumnos.
Llama especialmente la atención la apertura del colegio de El Piñero que, tras 12 años cerrado, reabre tras muchos esfuerzos con cinco alumnos, trayendo de nuevo alegría y volviendo a estar en la lucha por la subsistencia.
Por otro lado, también es curiosa la situación en Santa María de la Vega, un centro abocado a cerrar y que por suerte permanecerá en el pueblo gracias a la escolarización de refugiados ucranianos.
Otros tres pueblos se mantienen con un mínimo de alumnos con la cabeza alta. El Pego, con el mínimo de tres alumnos que afronta el curso de nuevo; y Vadillo de la Guareña y Fariza, ambos con cuatro alumnos.
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