Del olvido al río: el castor regresa al Duero, siglos después de su desaparición

 

La especie Castor fiber, históricamente autóctona en la Península Ibérica pero prácticamente extinta a finales del siglo XIX, ha reaparecido en Castilla y León. En concreto, desde 2022 se han registrado indicios de su asentamiento en un tramo muy localizado del río Tormes, aguas abajo de la presa de Almendra, donde el río desemboca en el Duero, entre Zamora y Salamanca.

La bióloga vallisoletana Alba Caballero, que participa en un estudio sobre su presencia, asegura que estos ejemplares han llegado gracias a nuevas reintroducciones no autorizadas, como ya ocurrió en 2003 en el Ebro y el Aragón, cuando se liberaron 18 castores sin permiso oficial. "De haber llegado de forma natural, habrían tardado unos 41 años en alcanzar el Tormes desde el Ebro", explica.

Desde 2020, el castor está incluido en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESPRE) y cuenta con amparo legal europeo, lo que limita cualquier tipo de actuación para su control o erradicación. Sin embargo, su expansión no está siendo impulsada por las autoridades, que descartan por ahora efectos ecológicos significativos.

El técnico de la Junta Víctor Salvador señala que la especie no está generando impactos graves: "Literalmente tira chopos tras roerlos, pero su efecto es mínimo y puntual". Además, no se han detectado construcciones de presas ni alteraciones graves del cauce, como sí ocurre con su pariente norteamericano.

El hallazgo se produjo tras detectar troncos roídos en las orillas del Tormes, unos ocho kilómetros antes de su confluencia con el Duero. Posteriores inspecciones hallaron más signos, como marcas de dientes y forrajeo en la vegetación ribereña. Estas evidencias confirman que, aunque localizada, la especie se ha asentado.

El castor europeo puede llegar a medir 90 centímetros (35 de ellos corresponden a su cola) y pesar entre 15 y 30 kilos. Es un excelente nadador, gracias a sus patas traseras palmeadas, su cola ancha, y adaptaciones corporales como párpados transparentes o fosas nasales que se cierran bajo el agua.

Aunque durante el siglo XX su caza lo llevó al borde de la extinción por el valor de su piel y sus secreciones, en la actualidad se estima que hay 1,5 millones de castores en Europa, con poblaciones destacadas en La Rioja y en expansión hacia otras regiones.

Por ahora, no se han aplicado medidas para frenar su avance en Castilla y León, aunque los expertos insisten en que las reintroducciones deben ser planificadas, consensuadas y científicamente fundamentadas.