La OMS advierte de los peligros del alcohol en edades tempranas
El alcohol alberga un espectro de alrededor de 200 enfermedades y trastornos relacionadas con su consumo. Pero, normalmente, se obvia la más importante: el alcoholismo. “El alcoholismo es una enfermedad crónica. Al igual que un diabético no puede consumir azúcar, un alcohólico no puede probar el alcohol nuca más en la vida", explica Miguel Rojo, presidente de la Asociación provincial de Alcohólicos Rehabilitados de Zamora haciendo hincapié en los prejuicios sociales que aún existen en torno al tema.
La Organización Mundial de la Salud informa que la gravedad del consumo de alcohol en jóvenes, viene agravado por el hábito de los mismos. La costumbre de beber una vez a la semana una cantidad elevada produce un efecto físico mayor. “Los jóvenes realizan una ingesta desproporcionada y sus sistema hepático no es capaz de filtrarlo de manera correcta. Todo ello hay que sumarlo a los daños neurológicos que supone un consumo reiterativo”, suscribe Ana Esther Vaca, de A.R.Z.A.
Europa se sitúa a la cabeza mundial en cuanto a fallecimientos y pérdida de años de vida por el abuso de bebidas espirituosas. La cirrosis o la hepatitis son enfermedades atribuidas a este problema. Existen enfermedades que no son consecuencia directa pero si circunstancial del consumo del alcohol: enfermedades de trasmisión sexual, infecciosas, consecuencias de accidentes de tráfico bajo los efectos, caídas, etc.
Por ello la OMS advierte que el desarrollo cognitivo y neuronal de los jóvenes puede verse damnificado por un excesivo consumo de alcohol y más con el patrón, de altas cantidades, que dibujan los jóvenes durante los fines de semana. Las enfermedades achacadas a estos malos hábitos, sumado a las consecuencias físicas o psicológicas que derivan del comportamiento ebrio de los individuos sitúan al alcohol como un elemento de riesgo para la salud mundial.
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