La elevada esperanza de vida de la población castellanoleonesa, que se sitúa en 82,53 años, se traduce también en una mayor prevalencia de enfermedades asociadas a la edad, entre ellas, las que tienen que ver con la visión. Por ello, tal y como advierte el Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (COOCYL), es fundamental establecer revisiones periódicas de nuestros ojos con los profesionales sanitarios adecuados y, al tiempo, estar atentos a las señales que pueden indicarnos algún problema de visión.
“Las visitas periódicas al óptico-optometrista son muy recomendables con el fin de detectar de manera precoz no solo los problemas visuales refractivos, sino también determinadas alteraciones oculares, como el glaucoma, la degeneración macular o las cataratas. Una revisión a tiempo ayuda a prevenir los problemas asociados, e incluso la ceguera evitable”, asegura la vicedecana de COOCYL, Ana Belén Cisneros, quien añade que, “en los mayores de 55 años, el uso de corrección visual asciende hasta el 92%, ya que partir de esa edad aparece la presbicia y aumenta la probabilidad de sufrir patologías oculares asociadas al paso de los años, por lo que una visita al óptico-optometrista ayuda a poder detectar estas graves enfermedades y poner remedio antes de que sea demasiado tarde”.
Al igual que en el resto de las partes del organismo, la prevención es clave para que nuestros ojos sigan funcionando correctamente durante el mayor tiempo posible. Así, como explica la experta, las estadísticas hablan de que el 50% de los casos de pérdida visual se pueden prevenir con una detección temprana y el tratamiento adecuado. “A través de un examen visual, el óptico-optometrista es capaz de determinar si padecemos algún defecto refractivo, como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo, pero también puede observar indicios de posibles patologías que afectan a nuestra salud ocular, como el glaucoma, las cataratas y enfermedades retinianas, como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), para derivar al especialista correspondiente”, afirma Ana Belén Cisneros.
Los siguientes síntomas deben constituir un motivo de consulta inmediata con un especialista:
-Presencia de una capa de puntos o elementos flotantes en nuestro campo visual. Normalmente, se asocian a una condición benigna denominada desprendimiento de vítreo, pero una aparición masiva, súbita y acompañada de destellos también puede deberse a un desgarro o desprendimiento de retina. En este último caso, hay que visitar al especialista inmediatamente para evitar una grave pérdida visual.
-Sensación de que una cortina oscura cubre el campo de visión. Al igual que en el caso anterior, puede estar causada por un desprendimiento de retina, que ocurre cuando la retina se separa de la capa subyacente de vasos sanguíneos que la alimentan (coroides). Si la retina no se reacomoda en el plazo de unas horas, la pérdida visual puede ser permanente.
-Dolor muy agudo, enrojecimiento, náuseas y vómitos repentinos. Estos síntomas podrían ser indicativos de un glaucoma de ángulo estrecho, que puede dañar el nervio óptico y requiere un tratamiento inmediato.
-Estrechamiento gradual o repentino del campo de visión, de tal manera que solo se perciben los objetos situados en la parte central. El glaucoma provoca una pérdida perceptiva en los "extremos" del campo visual, y, si no se trata a tiempo, puede acabar provocando ceguera.
-Pérdida de la visión central y percepción distorsionada de las líneas rectas como si fuesen curvas. Es el síntoma más evidente de la degeneración macular, una de las principales causas de ceguera en la madurez. Aunque en el pasado no existía un tratamiento efectivo para esta enfermedad, hoy en día sí resulta posible detener la pérdida visual.
-Visión borrosa y percepción más tenue de los colores brillantes, con halos alrededor de las luces por la noche. Estos cambios de visión pueden deberse a las cataratas, que, aunque tienden a empeorar con el paso del tiempo, no constituyen una emergencia médica. No obstante, a medida que el cristalino del ojo continúa emborronándose, resulta necesario someterse a una cirugía de cataratas para el implante de una lente intraocular. Si se espera demasiado tiempo, se incrementa el riesgo de complicaciones como el glaucoma.
-Puntos ciegos en el campo visual, acompañados de elementos flotantes en el ojo y visión borrosa. Si padeces diabetes, estos signos pueden ser una manifestación de la retinopatía diabética. Por eso, resulta esencial que las personas con esta enfermedad acudan a exámenes oculares periódicos.
-Lagrimeo excesivo o sensación de arenilla, irritación o dolor en la superficie ocular. Estos síntomas se suelen asociar con el síndrome de ojo seco, una molestia, más que una amenaza para nuestra salud ocular. Con el paso de los años, la producción y calidad de las lágrimas tiende a disminuir, lo que se puede compensar con soluciones recomendadas por el óptico-optometrista para aliviar la sequedad.
-Visión doble o percepción de imágenes fantasma. La visión doble puede atribuirse a muchas condiciones oculares, pero, en algunos casos, indica la existencia de un problema de salud subyacente, como el ictus, que requiere una visita inmediata al especialista correspondiente.
-Visión borrosa. A partir de los 60 años, se incrementa la probabilidad de desarrollar un agujero en la mácula, la parte de la retina encargada de la visión fina de los detalles. Dado que los agujeros maculares pueden empeorar o causar pérdida visual permanente, resulta fundamental visitar al oftalmólogo para un tratamiento temprano, en caso de que sea necesario.
Del mismo modo, la visión borrosa de cerca, de lejos o en todas las distancias es un problema relacionado con la agudeza visual, debido a defectos refractivos, que pueden corregirse sin problema con la ayuda de un óptico-optometrista. También en los casos de fatiga visual, uno de los problemas más frecuentes en la actualidad debido al gran uso de dispositivos con pantalla y a la fijación de la vista en un punto concreto muy cercano durante un tiempo prolongado. Otras situaciones que pueden provocar visión borrosa temporal de cerca y lejos son el impacto lumínico (pasar de un sitio oscuro a uno muy iluminado, el flash de una cámara fotográfica, etc.), una bajada brusca de tensión arterial (habitual cuando te levantas rápidamente de la cama o del sofá), la falta de sueño, las migrañas o cefaleas intensas, un mal mantenimiento de las lentes de contacto, sequedad ocular por aire acondicionado o calefacción etc.
También es frecuente que las mujeres embarazadas sufran visión borrosa durante la gestación, debido a los cambios hormonales que alteran la forma de la córnea y propician el ojo seco, un factor ligado a la visión borrosa. En este caso, la alteración visual generalmente desaparece sin causar complicaciones después de dar a luz y tras la lactancia.
-Ojo lloroso. El ojo lloroso, también llamado epífora, es un trastorno ocular caracterizado por un lagrimeo excesivo y constante, bien por una producción excesiva de lágrimas, bien por una obstrucción en el sistema de drenaje de las mismas, lo que hace que rebosen y caigan por fuera del párpado.
La causa más habitual del ojo lloroso es la irritación de la superficie ocular por un traumatismo debido a golpes, roces, deslumbramiento… o por la acción de un agente irritante, ya que, al fin y al cabo, las lágrimas están concebidas para lubricar la superficie ocular, aliviar la irritación y ayudar a expulsar objetos extraños que hayan podido entrar en el ojo (polvo, partículas de maquillaje, salpicaduras, pestañas que se desprenden…). No obstante, cuando el lagrimeo es continuo y muy abundante, puede deberse a distintas patologías oculares.
El caso del ojo lloroso asociado al ojo seco puede resultar paradójico, pero, debido a que la sequedad ocular irrita la superficie del ojo, se produce una sobreestimulación de la glándula lagrimal para producir lágrimas que alivien dicha irritación.
-Ojo rojo: El ojo rojo es uno de los principales motivos de consulta y, aunque muchas veces se atribuye a conjuntivitis (ya sea infecciosa o alérgica), no siempre es así. De hecho, hay más de 50 dolencias oculares que pueden manifestarse con este signo, por lo que es fundamental diagnosticar correctamente sus causas, de distinta severidad, para poder orientar el tratamiento. Además de asociarse a distintas enfermedades oculares, otras causas comunes de ojo rojo son las irritaciones o infecciones provocadas por un mal uso de las lentes de contacto o por productos cosméticos.
#VivePorTusOjos
Las principales señales que pueden alertarnos de la existencia de un posible problema visual se difundirán a lo largo de este mes a través de las redes sociales con la etiqueta #VivePorTusOjos, la campaña impulsada por el Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (COOCYL) para incidir en la idea de que la vida con buena visión es mucho mejor y que, para lograr mantenerla, hay que tener en cuenta cuáles son las revisiones, los cuidados y las medidas de prevención fundamentales.
Una tarea en la que el óptico-optometrista, como agente primario de la salud visual, puede convertirse en nuestro mejor aliado en todas las etapas de la vida y, de forma especial, en el caso de las personas más vulnerables a desarrollar problemas oculares.
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