Pasión poética entre carrera y carrera
En una obra de 80 páginas, David Martínez Coco, conductor profesional, ha volcado la pasión con minúscula que siente por la Pasión con mayúscula, como ‘semanasantero’ de pro, no en vano forma parte de ocho cofradías y dedica
a la Semana Santa de Zamora
lo que podría ser la época más productiva del año o, simplemente, sus vacaciones. A partir de hoy, Domingo de Resurrección, el poeta y taxista reanuda su actividad profesional y poética, a la espera de una nueva época de Pasión.
El apelativo de taxista poeta será el que utilicen a partir de ahora los otros 55 compañeros de las asociaciones que hay en Zamora. ¿Qué han dicho de tu afición?
Algunos se han sorprendido bastante. El otro día, un compañero me compró un libro y me preguntó si lo había escrito yo.
¿Lo escribiste en el taxi?
Parte en el taxi y otra, estando de baja porque me rompí un dedo, que fue cuando empecé a escribirlo.
¿Puede imaginar el lector la parte literaria, en las horas de espera en el taxi y muchas de ellas, por la noche?
En realidad, no sólo escribí por la noche. Por el día, como estás en tu oficina, te pones a escribir, te metes en tu mundo y, en lo que no salen servicios, pues escribes. Sí que es verdad que, a veces, coincide que, justo en el momento en el que más interesante está la cosa o cuando más estás escribiendo, te sale un servicio pero el trabajo es el trabajo y es lo primero. Te acostumbras a ello, igual que te acostumbras a hablar con la gente a la par que escuchas la emisora.
Ahora, la gente, cuando coja un taxi, se fijará, a ver si conduce un poeta…
Sí. (Sonríe). Y alguno se sorprende también cuando le he intentado colar el libro. (Risas). Los llevo en el taxi y se los intento colar a todos los que puedo.
La publicación corre por su cuenta y riesgo. ¿De cuántos ejemplares consta la edición?
Hemos editado 500 ejemplares.
En tu declaración de intenciones señala que no es con ánimo de lucro, sino una especie de necesidad vital y ya que lo saca y lo quiere compartir, lo vende de forma doméstica.
Sí, los vendo a seis euros. En muchos casos, se ha redondeado y, si la carrera vale tres o cuatro euros, con los seis del libro, pues ya son diez ‘euricos’.
¿Qué poema es el que más te costó escribir?
Algunos más que otros, como los de las procesiones a las que no pertenezco. Cuestan un poco más pero sientes mayor satisfacción al escribirlos porque, al conocerlas solo desde la acera, como ‘hermano de acera’, que se suele decir aquí, en Zamora, sí que me han costado un poco más. Por ejemplo, ‘Nuestra Madre’”, quizás podría haberlo dejado mejor pero, al final, estoy contento con el resultado. Yo creo que todos, desde el primero hasta el último, independientemente de lo que me hayan costado, en cuanto me he puesto, han acabado saliendo.
Eres experto en ocho de los temas que recoge el libro porque perteneces a ocho cofradías.
Sí, soy de la Tercera Caída, del Vía Crucis, del Silencio, de la Esperanza, de la Vera Cruz, del Yacente, de Jesús Nazareno y del Santo Entierro.
¿Has descansado algún día esta Semana Santa?
Los he descansado todos. Yo digo que al final del año voy a ser igual de pobre o más. En esta época es cuando más trabajo hay para nosotros pero no importa. La gente se va a la playa en verano y yo siento un poco de envidia sana pero mis vacaciones son estas.
Tu trayectoria como poeta, ¿se gestó durante la lesión que nos contabas o viene de atrás?
De siempre, desde pequeño. En el colegio me gustaba cambiar la letra a las canciones y hacer cosas así y tenía muchas ganas de escribir algo sobre la Semana Santa. En cuanto escribí el primero, vinieron todos seguidos.
¿Qué te ha dicho tu gente?
De no haber sido gracias a muchos de mis amigos, no lo podría haber sacarlo. Me han ayudado muchísimo, igual que mi familia y, en especial, mi prima Miriam, que se ha encargado de la maquetación, y mi tío, que hizo el dibujo de la portada.
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