La Plataforma por la Paz de Zamora convoca una nueva concentración contra la guerra de Ucrania

La manifestación se realizará este viernes en la plaza de la Constitución

Minuto de silencio en apoyo a Ucrania
Minuto de silencio en apoyo a Ucrania

La Plataforma por la Paz ha convocado una nueva concentración contra la guerra de Ucrania para el próximo viernes, 31 de marzo, a las 20.30 horas en la plaza de la Constitución de Zamora. Bajo el grito de “¡NO A LA GUERRA!”, esta plataforma, en la que se van integrando distintos colectivos ciudadanos, volverá a reclamar en la calle, como cada último viernes del mes, el apoyo de los zamoranos para que cese la guerra en Ucrania y se inicien las negociaciones de paz por parte de los países implicados.

Desde la plataforma exigen “buscar soluciones que acaben con la destrucción y la muerte que provoca esta y todas las guerras activas en el mundo”, así como “que se unan todas las voces de los ciudadanos en esta petición dirigida a los gobiernos involucrados en este conflicto que amenaza con derivar en una guerra nuclear”, afirman.

El texto que se va a leer en la concentración es el siguiente:

Estamos aquí, concentrados con todos vosotros, y seguiremos estando cada último viernes de mes, quienes formamos esta Plataforma por la Paz de Zamora y todos cuantos queráis, como hoy, apoyar nuestro “¡NO A LA GUERRA!”, en tanto no se llegue a un acuerdo de paz que dé fin al conflicto.

Nuestro objetivo no es otro que crear una corriente popular de desacuerdo con la Guerra, que no es solución de nada, que llegue a los gobiernos occidentales con capacidad para hacer algo al respecto y, de alguna manera, promoverlos hacia un cambio de rumbo y a abandonar la actual incentivación de la acción bélica y sustituirla por vías de acuerdo, negociación y Paz.

NUNCA una guerra ha resuelto nada, ni ha servido para mejorar el presente y futuro de los afectados por ella, sino todo lo contrario.

No vivimos mejor los españoles tras la Guerra provocada por el Golpe de Estado del dictador en el 36 sino que, al contrario, nos privó de derechos y libertades y sumió al país, durante 40 años, en la miseria.

Del mismo modo no se puede decir, en modo alguno, cumplidos 20 años después del ataque y la invasión de sus fronteras, dictada por los “3 de las Azores”, que en Irak nadie viva mejor. Una guerra más que sólo provocó numerosas muertes de atacantes y resistentes y de muchísimos inocentes civiles.

Envueltos, como estamos ya en esta guerra en Europa, independientemente de las causas, urge empezar a buscar soluciones, puesto que la salida perfecta, que sería no haberla empezado, es ya imposible. ¡Las únicas guerras que se ganan son las que no se inician!

No nos interesan los bandos, sino la gente, y lo que perdemos todos con la guerra. En esta guerra en Ucrania, se alude a una “guerra justa”, como si este término tuviera alguna razón de ser o pudieran, ambas palabras, ser conjugadas juntas. Es cierto que unas fronteras han sido trasgredidas, tal y como ha sucedido antes con el citado Irak, o como lleva, por ejemplo, haciendo Israel, históricamente, con Palestina, hasta hacerla prácticamente desaparecer, con el silencio cómplice de las mismas potencias que hoy se escandalizan.

¡Cualquier línea en un mapa no vale una sola vida!

Como cualquier guerra, la que se desarrolla en Ucrania, una vez iniciada tiene dos únicos finales posibles, una destrucción total, fruto de la constante y creciente escalada armamentista, incluida la posibilidad de un Armagedón nuclear, o la que buscamos e intentamos exigir a los estados implicados y a los gobiernos occidentales, que nos son más cercanos, un fin dialogado y un pacto definitivo del conflicto, y cambiar, así, el gasto armamentístico por recursos de reconstrucción de un país, ya devastado, pero en paz.

Tenemos que ser conscientes de que la guerra terminará de una de estas dos formas, esperemos que, más pronto que tarde, con un acuerdo de paz. Por eso, carece de todo sentido retrasar el diálogo y la vía pacífica. Cada día que no se llegue a un acuerdo supondrá prolongar la guerra y, con ello, estaremos pagando un precio muy alto en recursos vitales para la población ucraniana y mundial y, también, aún de mayor gravedad, un alto coste en vidas humanas.

Pérdidas que, siendo ya excesivas, nunca pueden ser excusa de una “huida hacia delante” y continuar la guerra, a costa, y será con seguridad lo que ocurra, de perder… muchas más.

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