Acompañamos a Miguel Ángel García Blanco desde Viriato hasta San Torcuato. Un recorrido de escasos metros pero que supone un tortazo de realidad. Es imposible dar tres pasos sin ver un establecimiento cerrado con el cartel de “se vende” o “se alquila”.
En la calle Ramos Carrión hay tres de manera consecutiva que ya no ofrecen servicio. En la Plaza Mayor también. En Rénova y Sagasta los carteles inundan los escaparates. Al igual que al inicio de San Torcuato. “Esta es la triste realidad que tenemos. Esto es lo que debemos cambiar”, lamenta García Blanco antes de que le llame uno de sus trabajadores para hablarle de un pedido que hay que servir en la comarca de Sayago.
En San Torcuato se detiene y explica que es ahí donde quiere incidir a corto y medio plazo. Una calle, otrora repleta de comercio y de vida, pierde tiendas a pasos agigantados. “Esta calle es una de mis prioridades. Debemos luchar para que San Torcuato recupere su aspecto comercial. Es cierto que es un mal endémico de la ciudad, ya que incluso las Tres Cruces ha perdido gran parte de ese aura comercial que siempre tenía”, argumenta.
La pregunta es clara. ¿Por qué San Torcuato ha ido perdiendo vida?
Si lo supiera, ya habría dado la solución. Pero para eso vamos a trabajar, para buscar alternativas. Valoraremos si la calle puede tener más vida permitiendo el tráfico rodado de nuevo, como había hace años. Si ese tráfico rodado puede pasar cada ciertas horas. O si se mantiene peatonal como está ahora.
¿Qué otras mejoras se podrían hacer?
En mi opinión, creo que el gran andamio que estuvo en esa calle durante muchísimos años hizo que poco a poco la calle perdiese atractivo. Parece una tontería, pero es mi percepción. Al igual que el hecho de que una vez retirado el andamio, haya quedado el pavimento diferente al resto de la calle. Da una impresión de dejadez que no es positiva. Luego hay otras situaciones que también son opinables y a percepción de cada uno, pero mi opinión es que le falta luz a esa calle a partir del atardecer. Son todo pequeños detalles que hay que cuidar.
¿Arreglando esas cosas resurgiría el comercio?
Pues es evidente que no, pero ayudaría. También sería fundamental que los alquileres de los locales bajasen un poco. Nosotros no somos quienes para decir a la gente el precio que deben pedir por sus locales, pero entendemos que muchos emprendedores no dan el paso asustados por el alto precio de un alquiler que no saben si podrán cubrir con las ventas.
¿Y cómo se puede arreglar eso?
Nosotros no tenemos potestad para hacer nada ahí, pero como asociación sí podemos plantear soluciones al Ayuntamiento para que aquellos que abaraten ligeramente el precio de los alquileres puedan tener ciertas ventajas fiscales con el IBI, por ejemplo. El objetivo es que al dueño le salga rentable tener alquilado el local, en vez de con un cartel de “se alquila” y al que se lanza a abrir un nuevo comercio no le eche para atrás el alto precio del alquiler.
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