El desconocimiento y el precio son los principales muros que se encuentran los consumidores a la hora de adquirir productos ecológicos o biológicos frente a los convencionales. Solo un 29% afirma comprarlos de manera habitual debido a ser una opción natural más sana o porque tiene una recomendación al respecto de los servicios sanitarios.
Sin embargo, el 71% restante sigue optando por los alimentos y productos que solía consumir habitualmente. La razón por la que no han cambiado de hábitos al respecto es el precio, para un 46%, y el desconocimiento sobre la diferencia entre unos y otros, un 24%. Además, el 1% restante asegura no tener una razón específica para no haberlos modificado.
Esta falta de conocimiento es aún mayor en el ámbito rural que en el urbano, mientras que, por edades, los mayores de 65 años tienen una confianza menor que los jóvenes sobre este tipo de productos, si bien los segundos tampoco los suelen elegir por ser demasiado caros. Sobre el número de miembros que compone la unidad familiar, a medida que aumenta, consideran que su precio es alto, aunque en el caso de los que viven solos, también lo opinan en un 44%.
Los productos transgénicos
Los ecológicos no son los únicos productos de los que se tiene desconfianza o desconocimiento. En el otro lado de la balanza también se encuentran los transgénicos, de los que solo el 20% asegura adquirirlos de manera habitual. Por el contrario, bien por tradición o por no tener suficiente información sobre sus efectos en humanos y la poca confianza que da entre los consumidores, el 80% prefiere no comprarlos.
De hecho, el 36% de los ciudadanos no se fía de ellos mientras que un 11% considera que no tienen la información necesaria y otro 33% no sabe, lo que implica un desconocimiento al respecto. La desconfianza es algo mayor en el mundo rural que en el urbano, si bien apenas se diferencian en cuatro puntos porcentuales.
De los que sí los compran, la mayoría lo hacen al considerar que todos los alimentos contienen algún tipo de transgénico de alguna manera, el 12%, mientras que los restantes lo apoya al considerarlo un avance para abaratar costes y precios u opina de ellos como un mal menor para poder producir en el futuro alimentos para todos.
Los productos transgénicos generan desconfianza por igual en todos los grupos de edad, aunque el desconocimiento es mayor a medida que se aumenta en edad. Entre los mayores de 65 años, un 48% contestó que no los conocía frente al 26% de los jóvenes que tuvieron la misma respuesta.
Productos alérgenos
Solo el 20% de la población consume productos libres de alérgenos, según este informe del sindicato FUCI sobre los hábitos de compra y consumo. El resto no lo hace, en su mayoría, por no ser alérgico, aunque un amplio 23% asegura no tenerlo en cuenta a la hora de hacer la compra. Mientras, al 8% que los adquieren por recomendación médica se le suma un 11% que los consideran más sanos.
En cuanto a la edad, la tendencia es que la percepción de que estos productos son más sanos va aumentando de manera paulatina entre los más jóvenes. El número de miembros de la unidad familiar, por su parte, no es un aspecto relevante a la hora de comprar o no productos libres de alérgenos.
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