Radiografía de una Zamora despoblada y envejecida: la inmigración evita el colapso, pero el reloj demográfico no se detiene

Zamora continúa su senda de declive demográfico, una realidad que se acentúa en el último año con la pérdida de más de 650 habitantes. Los datos provisionales a 1 de julio de 2025 reflejan una población residente de 165.331 personas, una cifra que representa una caída respecto a los 165.990 habitantes registrados en abril de 2024. Este descenso progresivo durante 2025 confirma una tendencia de larga duración que preocupa a demógrafos y responsables políticos.

El análisis por sexos revela que la provincia mantiene una ligera mayoría femenina, con 83.398 mujeres frente a 81.933 hombres, cifras que han disminuido en ambos casos desde el año anterior. Este desequilibrio está vinculado a un envejecimiento cada vez más marcado, dado que la esperanza de vida es superior en las mujeres. Paralelamente, aunque la población española residente en Zamora ha decrecido notablemente, la presencia de población extranjera ha aumentado, pasando de 12.520 a 14.138 en poco más de un año, un dato que abre una pequeña ventana a la diversidad demográfica y a posibles cambios futuros.

El retroceso de la población joven es evidente y preocupante. Los grupos de edad entre 0 y 14 años han sufrido descensos constantes, reflejando una baja natalidad que agrava la falta de relevo generacional. Esta realidad se ve agravada por una pirámide poblacional claramente regresiva, con más de 30.000 personas mayores de 65 años que suponen casi un 20% del total. Dentro de estos grupos de edad avanzada, destaca el crecimiento de las personas entre 85 y 89 años, lo que subraya un envejecimiento estructural profundo y persistente.

La feminización del envejecimiento es otra de las notas características del panorama demográfico zamorano. En los grupos más longevos, la presencia femenina es abrumadora, con más del doble de mujeres que hombres en edades superiores a los 85 años. Este fenómeno evidencia no solo diferencias biológicas, sino también sociales y de cuidados que configuran el tejido demográfico de la provincia.

Zamora, en definitiva, se convierte en un espejo de los grandes retos demográficos que afronta Castilla y León, y en general la España interior. La combinación de pérdida sostenida de población joven, aumento leve pero significativo de población extranjera y un envejecimiento imparable plantea desafíos complejos para el futuro. Las políticas públicas deberán responder con medidas dirigidas a fomentar la natalidad, atraer nuevos residentes y retener a los jóvenes, para evitar un deterioro demográfico que comprometa el desarrollo económico y social de la región.