La reapertura de Los Pelambres, de nuevo en el aire

La vuelta a la vida del merendero más emblemático de Zamora vuelve a quedar en suspenso. El proyecto impulsado por el zamorano Manuel Garrote, que había generado una gran expectación en redes, no ha superado las exigencias del pliego municipal y el concurso queda de nuevo en el aire.

Imagen del Merendero Los Pelambres
Imagen del Merendero Los Pelambres

La reapertura del merendero de Los Pelambres parecía ya una realidad, pero vuelve a estar en el aire. El zamorano Manuel Garrote, más conocido en redes como 'Sopalajo', anunció la reapertura de este espacio a sus mandos, aunque ese sueño ha terminado por truncarse.

Hasta el momento el zamorano trabajaba como publicista en Madrid y decidió apostarlo todo a una carta y volver a su tierra. El propio Garrote lo anunció en sus redes sociales con una ilusión desbordante haciendo partícipes a sus seguidores de este proceso.

Desde el precio de la vajilla, la necesidad de personal y lo difícil, pero gratificante que es dejar un trabajo estable para volver a Zamora. Hace unas semanas él mismo desmentía en su Instagram que el proceso de adjudicación se hubiese paralizado aludiendo a ese afán de rumorear en la tierra en la que se acuñó la palabra cuzo.

Sin embargo, lo que en un principio parecía rumorología es ahora una realidad y es que la licitación del merendero ha vuelto a quedar en el aire. El motivo, tal y como apuntan las primeras informaciones, es de índole burocrático así como exigencias del pliego que no se habían alcanzado.

Garrote contaba con grandes avances del proyecto en lo que a exposición se refiere, tanto era así que ya había presentado en redes la gestión de marca, o más conocido en el mundillo como branding, dándole una nueva imagen a este insigne espacio de ocio de la capital. Los Pelambres de Garrote contaban ya con cuenta en Instagram para conseguir la mayor repercusión, cuenta que ya ha sido eliminada.

Logo corporativo del proyecto
Logo corporativo del proyecto | Pifa Montgomeri

El propio Garrote escribía lo siguiente cuando compartió en redes la nueva imagen de marca: "Cuando pensamos en poder gestionar el merendero de los pelambres, lo hacíamos con el pensamiento de que no nos haríamos cargo de un negocio, sino de un icono de nuestra ciudad. 'Los Pelambres'es una ventana a todo lo que nos gusta de nuestra tierra: patrimonio, naturaleza y calidad de vida".

Plasmada la ilusión quedó en esa publicación con un mensaje claro: "En 'Los Pelambres de Garrote' os volveréis a reencontrar con todo lo que os gustaba, y también con nuevas propuestas".

El sueño ha quedado ahora en agua de borrajas y por el momento el proceso vuelve a quedar en el aire. No obstante, aunque se siguen desconociendo los plazos por parte del Ayuntamiento de Zamora, este medio ha podido saber que son varios los hosteleros zamoranos, en activo en otros locales, los que se han interesado por la gestión de esta joya de la hostelería con las mejores vistas al Duero.

Cabe recordar como el contrato de concesión del merendero de Los Pelambres está previsto por un período de diez años, con posibilidad de prórroga hasta veinte, mientras que el canon anual pactado con el Ayuntamiento ascendía a 41.000 euros. Esta fórmula buscaba garantizar la viabilidad económica del proyecto y asegurar un retorno estable para las arcas municipales.

En este punto, y para entender mejor el frenazo del proyecto, conviene recordar que el pliego que regula la concesión del merendero establece unas condiciones especialmente exigentes. Además de asumir la explotación del bar, el adjudicatario debe encargarse del mantenimiento íntegro del edificio, las terrazas y los vestuarios, así como de todos los gastos de suministros, personal e impuestos. También se exige la contratación de un seguro multirriesgo de 180.000 euros y otro de responsabilidad civil de 300.000 euros por víctima, además de mantener el local abierto obligatoriamente del 1 de abril al 30 de septiembre. La adjudicación se realiza por subasta y parte de un mínimo de 12.342 euros anuales más IVA, requiriéndose además solvencia financiera y experiencia previa en hostelería. Todo ello, unido a la estricta obligación de conservar y mejorar el inmueble, explica que el proceso haya vuelto a quedar en el aire, justo cuando parecía que el sueño de Garrote comenzaba a hacerse realidad.

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