La reducción de la contaminación del aire como las micropartículas en suspensión (PM2,5) y el dióxido de nitrógeno (CO2) a niveles mínimos evitaría al menos 800 muertes cada daño en las capitales de provincia de Castilla y León, salvo Segovia y Soria. Un estudio liderado por investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) ha estimado por primera vez los impactos de la contaminación atmosférica en la salud en Europa, en el que Valladolid aparece como la ciudad de la Comunidad donde más fallecimientos se producen por la contaminación, hasta 280, seguida de Salamanca, con 132.
Es una de las conclusiones a las que llega el 'Ránking ISGlobal de ciudades', elaborado por el Instituto de Salud Global de Barcelona, en colaboración con investigadores del Instituto de Salud Pública y Tropical de Suiza y de la Universidad de Utrecht (Holanda), que se ha publicado en la revista científica The Lancet. Se trata de un proyecto que busca estimar los impactos en la salud de la planificación urbana y del transporte en mil ciudades europeas.
La primera fase del proyecto se centra en la contaminación del aire, uno de los mayores factores de riesgo de enfermedad y muerte en todo el mundo. En concreto, el equipo de investigación estimó la mortalidad anual por contaminación del aire para cada una de las mil ciudades incluidas en el estudio, con la elaboración de dos ránkings, uno de partículas finas (PM 2,5 ) y otro para dióxido de nitrógeno (NO2 ). Las micropartículas en suspensión provienen, sobre todo, del combustible diésel (tráfico y calefacción) -además de combustión industrial y quema de leña y carbón mientras que la principal fuente del dióxido es la emisión de los vehículos motorizados.
La clasificación, que incluye 858 ciudades europeas de 30 países, sitúa a Valladolid en el puesto 596 respecto a las micropartículas en suspensión, seguida de Palencia, en el 688, y Salamanca, en el 692. La ciudad clasificada en primera posición tiene los peores datos de mortalidad relacionados con la contaminación del aire mientras que la localidad clasificada en la posición 858 acapara las mejores cifras sobre fallecimientos. De esta manera, los habitantes de Ávila (842), Ponferrada (782) y Burgos (742) son los que menos respiran aire contaminado. Completan el listado León (738) y Zamora (710).
En cuanto al NO2, Valladolid y Salamanca se sitúan aún peor en el ránking, al estar en los puestos 335 y 474, respectivamente, junto a la ciudad de León, que se queda en el 472. Por el contrario, Ponferrada (829) y Ávila (796) repiten como los municipios más saludables de la Comunidad, junto a Zamora (787). Les siguen, Burgos (664) y Palencia (652).
Pese a estos datos, todas las ciudades tienen camino por recorrer ya que la contaminación por PM 2,5 en Ávila aún causa diez muertes al año; 23 en Ponferrada y 64 en Burgos. El mayor número de fallecimientos por este contaminante que se podrían evitar cada año con bajos niveles, según el estudio recogido por la Agencia Ical, sería en Valladolid, con 164, seguido muy de lejos de Salamanca (74) y León (56). Completan la clasificación Palencia (36) y Zamora (28).
Las muertes evitables por dióxido de nitrógeno en las principales localidades de Castilla y León suponen el 43 por ciento del total, con Valladolid, de nuevo, a la cabeza, con 116, junto a las 58 de Salamanca, las 51 de Burgos y las 50 de León. En el lado contrario, Ávila repite con el menor impacto en vidas humanas, con 13, seguida de Ponferrada (23), Zamora (28) y Palencia (36).
Recomendaciones de la OMS
Además, de cumplirse con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recoge diez microgramos por metro cúbico, se evitarían 42 muertes en Valladolid (con un nivel de 12,1), nueve en Salamanca (10,7), cinco en Palencia (10,9 microgramos), tres en Burgos (10,1), tres en Zamora (10,6) y un fallecimiento en León (con un nivel de 9,7 microgramos por metro cúbico).
La clasificación de la contaminación del aire del 'Ránking ISGlobal' se basa en una puntuación de carga de mortalidad asignada a cada ciudad. Las puntuaciones se calcularon mediante un algoritmo que tiene en cuenta las tasas de mortalidad, el porcentaje de mortalidad evitable y los años de vida perdidos debido a cada contaminante del aire.
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