La mirada se enfocaba en el cielo. Estaba gris y la lluvia volvía a amenazar, como estos días anteriores. Lo bueno de las chocolatadas es esto, que ante el mal tiempo y el frío, poder sostener un vaso de sabroso chocolate caliente supone un manjar. Permite entrar en calor y también disfrutar de esos ricos churros que uno se lleva a la boca.
Los Carnavales han estado pasados por agua. La lluvia está trayendo por la calle de la amargura a los zamoranos. Ya lo hizo en la Cabalgata de Reyes y ahora, otra vez, en Carnaval. Las precipitaciones impidieron que el desfile pudiera salir con normalidad por las calles de la ciudad y la fiesta se trasladó a la carpa. Allí es donde se han dado cita hoy los zamoranos para recoger su vasito de chocolate y poder hablar tranquilamente de las cosas más cotidianas.
Fue en el intermedio del baile para mayores con el grupo Azabache. Un descanso para retomar fuerzas y seguir con la fiesta.
Una kilométrica cola aguardó para recoger ese sabroso vaso de chocolate que se hizo esperar. En torno a las 19:30 se comenzó a servir tal manjar. Hubo alguna que otra ‘colona’ que se anticipó a todos los que aguardaban pacientemente para ser la primera en recoger el vaso. Eso sí, se llevó algún que otra reprimenda.
Antes de todo, los cientos de zamoranos de todas las edades disfrutaron de un baile de lo más divertido. Se bailó El chachachá del tren, pasodobles y más. Era una fiesta. El ambiente fue maravilloso, con miembros de la Asociación de Familiares y Amigos de Personas con Enfermedad Mental (FEAFES), jóvenes y personas mayores que bailaron al ritmo de la verbena.
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