Los acontecimientos de las últimas semanas, con la guerra de Ucrania y el miedo a una posible amenaza nuclear ha llevado a muchas personas a interesarse por el yodo, comprar pastillas de yodo, buscarlas por todas partes. ¿Por qué esto ahora? En OCU aclaran las cosas al tiempo que hacen un llamamiento a la sensatez.
Sin motivos para la locura
Tras las mascarillas al inicio de la pandemia o los test de antígenos hace unos meses ahora hay un nuevo objeto de deseo, que lleva a muchos consumidores a peregrinar de farmacia en farmacia buscándolo: las pastillas de yodo. No te dejes llevar por la histeria: nada justifica un consumo adicional de todo que, además, puede ser peligroso para la salud.
Suplementos de yodo: verdades y mentiras
La invasión de Ucrania por Rusia ha desatado la lógica preocupación por si en un momento determinado del conflicto se pudiese utilizar armamento nuclear. Esto puede ser una preocupación razonable, sensata y justificada… pero de ahí a tratar de conseguir comprimidos de yoduro potásico para protegerse de los supuestos efectos de la radiactividad va mucho trecho. Un consumidor informado es dueño de sus decisiones, por eso desde OCU queremos aclarar las cosas.
El riesgo del yodo radiactivo
El yodo es un elemento que es captado de forma natural por la glándula tiroides, que lo utiliza para fabricación de las hormonas tiroideas.
Es cierto que tras un accidente nuclear (como el de Chernóbil en 1986 o en Fukushima en 2011), por una explosión o una fuga de material radioactivo de una central nuclear, se libera, entre otros elementos, yodo radioactivo (I131). Si el tiroides capta ese yodo radiactivo, se incrementa el riesgo de desarrollar cáncer de tiroides. Esto se puede prevenir forzando que la glándula “se llene” por completo de yodo no radiactivo, de forma que no capte el yodo radiactivo: esto se consigue, en caso de necesidad, ingiriendo una dosis muy elevada de yoduro potásico.
Por eso, entre los planes de contingencia en caso de accidente en una central nuclear se incluye la distribución de yoduro potásico a los habitantes de municipios cercanos.
Los comprimidos solo protegen del cáncer de tiroides
O sea, la razón de ser de esas famosas pastillas es prevenir del riesgo de que el yodo radiactivo se acumule en el tiroides… pero, ¿protege el yodo de otros efectos de la radiación? Pues no: esas dosis de yoduro potásico no protegen de todos los otros efectos que pueda ocasionar la radiación en caso de catástrofe nuclear, efectos que, a corto plazo, son seguramente mucho más preocupantes.
¿Puedo comprar estas altas dosis de yoduro potásico en farmacias?
No solo queremos aclarar que la función del yodo es preventiva de un tipo concreto de tumor, sino que además, las pastillas de yodo que algunos tratar de conseguir en la farmacia no tienen ni siquiera este efecto.
Las preparaciones de yoduro potásico que se distribuirían entre las poblaciones cercanas a una central nuclear en caso de accidente están en manos del Estado y no se venden en farmacias. Estos comprimidos para la protección frente al yodo radioactivo llevan cantidades que pueden contener entre 60 y 150 miligramos de yoduro potásico, una cantidad de entre 500-1.000 veces la dosis recomendada diaria.
En las farmacias sí se pueden vender comprimidos de yoduro potásico, pensados para el tratamiento de personas con deficiencias de yodo, o como suplemento en algunos casos (mujeres embarazadas, por ejemplo), pero contienen dosis mucho menores, de entre 100 y 300 microgramos, con lo que no son de utilidad para evitar que el tiroides captase yodo radiactivo.
Comprimidos de yoduro potásico: no exentos de riesgos
La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) recomienda evitar el uso de comprimidos de yoduro potásico preparados para accidentes nucleares sin una indicación expresa de las autoridades.
Además, los expertos recuerdan que ingerir yodo en exceso también puede acarrear riesgos para la salud. Un exceso de yodo, por ejemplo, puede generar una producción excesiva de hormonas tiroideas (tirotoxicosis) y también puede ocasionar hipotiroidismo.
Desde OCU nos hacemos eco de estas recomendaciones, y animamos a los consumidores a no dejarse llevar por las informaciones superficiales y a menudo interesadas que solo contribuyen a empeorar la situación.
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