“La pérdida de visión derivada del glaucoma es permanente e irreversible. Sin embargo, una detección precoz y el tratamiento adecuado ofrecen la mejor oportunidad para conservar la visión y una óptima calidad de vida”.
Con estas palabras, la vicedecana del Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (COOCYL), Ana Belén Cisneros, recuerda la importancia de las revisiones periódicas para paliar los graves efectos de una enfermedad que, si no se detecta a tiempo, puede causar ceguera en el 5% de los casos. Porque, además, la realidad indica que de las 53.000 personas que padecen glaucoma en Castilla y León, la mitad no lo saben. En España, las cifras se elevan a más de un millón de afectados, según datos ofrecidos por la Asociación de Glaucoma para Afectados y Familiares (AGAF).
El COOCYL se suma así al Día Mundial del Glaucoma, que organizan desde 2008 la Asociación Mundial del Glaucoma (WGA) y la Asociación Mundial de Pacientes con Glaucoma (WGPA) bajo el lema ‘¡El mundo es brillante, salva tu vista!’, insistiendo en la esperanza de que, con pruebas periódicas, “las personas pueden seguir viendo el mundo que nos rodea lleno de belleza, encanto y aventura”.
En esta tarea, el óptico-optometrista, como profesional sanitario de atención primaria en la salud visual, dispone de la formación y de la aparatología necesarias para detectar el glaucoma en sus estadios iniciales, antes de que el paciente sufra una pérdida visual importante e irreversible.
Tal y como aclara la vicedecana de COOCYL, “existen dos aspectos claves para sospechar de glaucoma: la elevación de la presión intraocular y la presencia de un aumento en la excavación de la papila del nervio óptico; cualquiera de estas dos circunstancias hace probable la detección, especialmente si existen antecedentes familiares de la enfermedad y la edad es superior a los 45 años”.
Por esta razón, los ópticos-optometristas, “que muchas veces somos los primeros profesionales de la visión a los que acude la población para hacerse una graduación, por ejemplo de la vista cansada o la presbicia, podemos detectar a tiempo indicios de la enfermedad con la medida de la PIO a través de una tonometría y la observación del nervio óptico mediante una oftalmoscopia o una retinografía, pruebas que se pueden realizar en los establecimientos sanitarios de óptica de Castilla y León”, añade la experta.
Una vez existe sospecha de glaucoma, es el oftalmólogo el que debe hacer una exploración completa para comprobar todas las estructuras del ojo, tanto del polo anterior como del posterior, y una campimetría o valoración del campo visual para buscar la existencia de zonas ciegas o escotomas.
El problema es especialmente acuciante en comunidades autónomas como Castilla y León, por su elevado índice de envejecimiento, ya que la incidencia del glaucoma se incrementa con la edad. Así, en el grupo de 50 a 59 años, la incidencia se sitúa en el 2,1%, una cifra que asciende al 2,3% en personas de 60 a 69 años y, una vez pasados los 70, alcanza el 3,5%.
Segunda causa de ceguera
El glaucoma constituye la segunda causa de ceguera en el mundo, solo superada por las cataratas, según datos de la Organización Mundial de la Salud. A pesar de su gravedad, la mitad de la población afectada por glaucoma lo desconoce, ya que generalmente no causa síntomas que adviertan de la patología. Es una lesión irreparable del nervio óptico, normalmente provocada por un fuerte aumento de la presión intraocular. Esta lesión causa una pérdida progresiva de visión, que normalmente comienza por la periferia del campo visual.
Los especialistas suelen calificar al glaucoma como el “enemigo silencioso” o el “ladrón de la visión”, ya que, en la mayoría de los casos, el paciente no experimenta ninguna molestia ni síntoma hasta que se produce una pérdida visual permanente e irreversible. De ahí la importancia del diagnóstico precoz y el tratamiento en estadios iniciales.
Por todo ello, y coincidiendo con este Día Mundial del Glaucoma, el Colegio de Ópticos-Optometristas hace una especial llamada de atención a algunos grupos de pacientes que son más proclives a desarrollar la enfermedad en uno o ambos ojos y, por lo tanto, deben acudir a las revisiones al menos una vez año:
- Mayores de 45 años que no se hayan sometido a un examen ocular en los últimos años.
- Personas con antecedentes familiares de glaucoma, en especial, de familiares directos como padres o hermanos.
- Pacientes con una presión intraocular alta.
- Personas con miopía elevada (mayor de 5 dioptrías). El nervio óptico de los ojos miopes es más susceptible a la lesión que el de los no miopes.
- Pacientes medicados con corticoides (en cualquiera de sus formas de administración).
- Personas que hayan sufrido un golpe o traumatismo en el ojo.
- Personas con diabetes. El aumento de los niveles de glucosa en sangre puede provocar graves daños en la retina (retinopatía diabética). Conviene llevar un buen control de la diabetes y someterse a revisiones oculares periódicas.
“En el caso de que nos afecte alguno de estos factores, debemos acudir a nuestro óptico-optometrista para que nos realice un screening mediante la tonometría sin contacto, una prueba sencilla, rápida e indolora con la que se mide la presión intraocular”, concluye la vicedecana de COOCYL.
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