El Ribel de Elías echa el cierre para siempre: “Ha sido mi vida durante 31 años y lo estoy pasando francamente mal”
El propietario del restaurante, Elías Luelmo, anunció el pasado mes de agosto que traspasaba su bar por jubilación. Los 65 años ya han llegado y el establecimiento, sin nadie que se haga cargo, se ve obligado a bajar la trapa para que ambos, local y dueño, comiencen una nueva vida
Hace cinco meses, el Restaurante Ribel-Casa Elías anunciaba que, tras más de 30 años al servicio de los zamoranos en la Avenida Víctor Gallego, se traspasaba por jubilación. Y hoy, primer día de febrero y tras una fiesta de jubilación con su círculo más cercano, Elías Luelmo echa el cierre definitivo a lo que ha sido durante más de tres décadas su vida.
“Lo estoy pasando francamente mal, y eso que me encuentro muy bien de salud. Es que no conozco la vida de fuera. Aquí me metía a las nueve y media y ya se vería cuándo cerraba. Supone un cambio muy fuerte en mi vida”: estas son las palabras de Elías, que se despide tras jubilarse de un local de 300 metros cuadrados cuyo mobiliario tiene que desmontar.
Una etapa donde han pasado multitud de personas y clientela que se llevará para siempre: “Mira que soy una persona con carácter, que quizá a la gente no le caiga bien de primeras, pero me han mostrado mucho cariño. Ha venido mucha gente a despedirse porque ha sido un local muy emblemático que ha colaborado a nivel social con todo y que la gente recordará por sus jornadas gastronómicas, su Feria de Abril durante 15 días… Han sido muchas cosas”, afirma el propietario del establecimiento.
“No tengo a quien me suceda. Es un bar que necesita seis o siete personas trabajando y es difícil según está el tema laboral. Y luego, a mayores, no te dan ninguna facilidad" - Elías Luelmo.
Sin embargo, pese a ser un local afianzado en la capital, nadie, de momento, ha querido cogerlo: “No tengo a quien me suceda. Es un bar que necesita seis o siete personas trabajando y es difícil según está el tema laboral. Y luego, a mayores, no te dan ninguna facilidad. Yo en su día fui al banco, me dieron diez millones de pesetas, pagué unos intereses al 18%, se fiaron de mí y hasta hoy”, asiente.
Tras subirlo a las redes sociales, estar en agencias y haberse interesado entre doce y quince personas, el Restaurante Ribel-Casa Elías echa el cierre sin traspaso y, con ello, una serie de sentimientos encontrados para su dueño, que a partir de hoy afronta una nueva vida: “Siento alegría porque empiezo una nueva vida, que no sé cómo será y también me da miedo; pero me da una pena tremenda que cierre esto. Era muy feliz viendo mi ‘garito’ abierto y ha sido mi vida durante 31 años”, concluye sobre un local que siempre será recordado en la capital.
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