Hasta siete personas perdieron la vida el año pasado en las carreteras de Zamora fruto de graves accidentes que tuvieron consecuencias fatales y dejaron familias destrozadas.
El primero de los accidentes mortales ocurría el pasado 12 de marzo en la ZA-20 (antiguo tramo de la N-630), cuando una mujer de 77 fallecía en el accidente entre dos turismos en la incorporación de Arcenillas, Villaralbo y Morales.
Si bien el verano traía a la provincia la mayor parte de los siniestros mortales puesto que el 18 de julio fallecía una mujer motorista de 36 años en la ZA-P-1511 en Manganeses de la Polvorosa.
El mes de agosto, el más negro en las carreteras zamoranas, dejaba un joven motorista de 26 años fallecido en la ZA-P-2556 entre San Pedro de Ceque y San Juanico y tan solo tres días después fallecían otras tres personas en la N-631 a la altura de Moreruela de Tábara como consecuencia de un choque entre dos vehículos, falleciendo dos hombres en el lugar de los hechos y otra persona más pocas horas después en el hospital.
Por último, un hombre fallecía entre Manganeses y Benavente, de nuevo en la ZA-P-1511, el pasado 3 de septiembre.
Pero además, algunos zamoranos han perdido la vida en accidentes en otras carreteras fuera de la provincia, como el ocurrido el pasado 28 de octubre en la A-62 en Tordesillas, donde fallecía un benaventano de 45 años.
Así, el balance de siniestralidad de 2021 muestra un tímido incremento de muertes en las carreteras zamoranas respecto al año anterior, cuando fueron seis las personas fallecidas, y un fuerte descenso respecto a 2019, cuando se produjeron hasta once muertes en Zamora.
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